El Orden Económico Natural: El concepto de la palabra "libre tierra"

1. La competencia entre los hombres sólo puede realizarse sobre una base justiciera y alcanzar sus elevados propósitos, si todas las prerrogativas del suelo, privadas o del Estado, se eliminan.

2. Frente a la Tierra, al globo terrestre, todos los hombres han de tener los mismos derechos, y con la palabra “hombres” entendemos a todos los individuos sin excepción, sin diferencias de raza, de religión, de cultura y de constitución física. Cada cual ha de poder radicarse donde su voluntad, su corazón, su estado de salud lo lleve. Y allí ha de tener los mismos derechos que los moradores antiguos con respecto al suelo. Ningún individuo, ningún estado, ninguna sociedad debe tener el más mínimo privilegio. Todos nosotros somos moradores antiguos de esta Tierra.

3. El concepto de libre tierra no admite ninguna clase de restricciones. Es ilimitado. Por tal razón, con respecto al suelo, no existen tampoco derechos internacionales, ni soberanía, ni derecho de autodeterminación de los estados. La soberanía sobre el globo terrestre es privativa del hombre, no de los pueblos. En consecuencia ningún pueblo tiene derecho a fijar fronteras ni a cobrar derechos de aduana. En el mundo que, en el sentido de la palabra libre tierra, sólo podemos imaginar como esfera, no existe la importación o exportación de mercancías. Por eso libre tierra significa a la vez libre comercio, libre comercio universal, la eliminación absoluta de todos los límites aduaneros. Los límites internacionales han de ser meros límites administrativos, por ejemplo como los límites entre los diferentes cantones de Suiza.

4. De esta declaración del concepto libre tierra se infiere por otra parte, evidentemente, que las expresiones “carbón inglés, potasa alemana, petróleo americano”, sólo designan el origen de esos productos. No existe carbón inglés ni potasa alemana. Pues, toda persona, cualquiera sea el estado a que pertenezca, tiene el mismo derecho al “carbón inglés”, al “petróleo americano”, a la “potasa alemana”.

5. La entrega del suelo a sus cultivadores se realizará por remate público del arrendamiento, del que pueden participar todos los hombres, sin excepción, todos los habitantes de la Tierra.

6. El producto del arriendo ingresa al tesoro nacional, y se distribuye íntegramente, en cuotas mensuales, entre las madres, de acuerdo con el número de sus hijos. Ninguna madre, cualquiera sea su origen, puede ser excluída de este subsidio.

7. La división del suelo por arrendar se hará completamente en relación a las necesidades de sus cultivadores, es decir, lotes reducidos para familias pequeñas, y campos grandes para familias numerosas. Además, grandes extensiones para corporaciones, comunidades religiosas, y colonias para políticos sobrevivientes de tinte comunista, anarquista o socialista.

8. Los pueblos, naciones, razas, comunidades lingüísticas, congregaciones religiosas, corporaciones económicas, que traten de limitar en lo más mínimo el concepto de libre tierra, serán proscriptos, excomulgados y declarados reos de muerte.

9. El rescate de la renta privada del suelo actual se realiza por la indemnización total, por la emisión de la correspondiente suma en certificados de deuda pública.

[goodbye]apocalipsis[/goodbye]

 

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