Los Escuadrones de la Muerte: Un plan macabro para preparar el acceso al poder

Un grupo de militares franceses que estuvieron en Argelia, colaboró con Roberto D’Aubuisson en el diseño de un plan secreto para una campaña de terror, cuyo objetivo era hacerse del gobierno.

D’Aubuisson dijo que el plan fue diseñado en Guatemala entre abril y mayo de 1980, cuando se reunió con ex miembros de la Organización del Ejército Secreto Francés (OAS) que había sido contactada por “millonarios salvadoreños”.

D’Aubuisson dijo que junto a sus asesores franceses, diseñó una estrategia política y operativa de contraterrorismo, tomada de las técnicas desarrolladas por la OAS en su lucha contra los nacionalistas argelinos a finales de los años cincuenta. Los veteranos de la OAS también habían sido asesores del ultraderechista Movimiento de Liberación Nacional, (MLN), en sus sangrientas campañas antiguerrilleras en la década de los años sesenta.

Después del golpe de Estado de octubre de 1979, llevado a cabo por oficiales reformistas, D’Aubuisson y otros derechistas salvadoreños se trasladaron a Guatemala y comenzaron a trabajar estrechamente con el MLN en operativos paramilitares regionales “anticomunistas”, incluyendo ataques a funcionarios del gobierno salvadoreño, apoyado por los Estados Unidos.

El plan de D’Aubuisson, expone métodos operativos y organizativos para llevar a cabo asesinatos y secuestros. Asimismo recomienda la utilización de equipos militares de asalto, combinados con una organización política encargada de las relaciones públicas e internacionales.

D’Aubuisson dijo que era “un buen plan”, basado en parte “en los métodos operativos que habíamos venido implementando entre octubre de 1979 y mayo de 1980”. El líder derechista nunca dijo cuando había sido aplicado dicho plan, reconociendo únicamente que “después que tuvimos el documento, la idea inicial se consolidó más”. Añadió que éste contenía el diagrama organizativo de lo que posteriormente sería la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA).

En el ataché de D’Aubuisson había un plan: “los secuestros y las capturas, durante los cuales se sacaba a la gente a media noche de sus casas, -todo eso estaba ahí-“.*

El documento fue confiscado del portafolio de D’Aubuisson, al ser arrestado en una hacienda ubicada al noreste de San Salvador, el 7 de mayo de 1980, por efectivos leales al Coronel Adolfo Arnoldo Majano, a quien D’Aubuisson estaba tratando de derrocar.

El plan, una copia del cual ha sido obtenida por el ALBUQUERQUE JOURNAL, estaba junto a otros documentos comprometedores capturados en esa oportunidad. En ellos se incluía una agenda con nombres y direcciones de empresarios derechistas y oficiales del ejército; registros sobre el control de pago a oficiales de alta, así como anotaciones de reuniones, vehículos, prostitutas y casas de seguridad.

“Creo que es todo un plan terrorista; fue un milagro haber capturado esto”, dijo Majano. “Todo lo que estaba planeado ha sucedido en los últimos años … los secuestros de gente a media noche. Todo está allí”.

A pesar que se les envió, funcionarios norteamericanos dijeron que nunca recibieron una copia del plan de D’Aubuisson.

El JOURNAL obtuvo su copia de Heather Foote, de la Oficina para América Latina en

Washington, una organización sin fines de lucro que da seguimiento a la situación de los derechos humanos, para la iglesia, la prensa y los comités del Congreso.

La estructura organizativa paramilitar descrita en el documento, es similar a una red política de escuadrones de la muerte, que según funcionarios norteamericanos, están vinculados a ARENA y a altos oficiales ubicados estratégicamente en puestos de inteligencia de los cuerpos de seguridad y del ejército.

Algunos de estos oficiales estaban con D’Aubuisson cuando fue arrestado en la hacienda San Luis, pero “por falta de pruebas”, rápidamente todos fueron puestos en libertad por una comisión militar.

Algunos días después del arresto de D’Aubuisson, siete de los más connotados escuadrones de la muerte, dieron a conocer una proclama anunciando su unificación bajo la bandera del “Ejército Salvadoreño Anticomunista” (ESA), uno de los escuadrones que actualmente operan en El Salvador. La proclama pedía a los grupos políticos ultraderechistas que se unieran a los escuadrones de la muerte del ejército, tal y como se señalaba en el plan.

Después de salir libre, D’Aubuisson envió una carta a un miembro del Alto Mando, pidiéndole autorización para poner en marcha el plan antisubversivo. Al JOURNAL se le permitió ver una copia de la carta, fechada el 25 de mayo de 1980, la cual se encuentra en los archivos privados de un cercano colaborador de D’Aubuisson. La carta finalizaba haciendo un llamado al Alto Mando de la Fuerza Armada, para que brindara ayuda y protección a fin de “desarrollar una campaña anticomunista en el país, la cual es bastante similar a la que se llevó a cabo en Guatemala, (una campaña que) no les ocasionará problemas ya que no pensamos dejar rastros ni evidencias”.

D’Aubuisson ha negado públicamente que esté involucrado en las actividades de los escuadrones de la muerte.

Hasta ahora, el plan es la prueba documental más significativa, que permite establecer un vínculo entre los nacionalistas salvadoreños y sus seguidores y los grupos terroristas paramilitares.

Este indica la forma de llevar a cabo acciones terroristas, mediante escuadrones de la muerte muy bien controlados, pero aparentemente independientes, sin relación con el ejército ni con ninguna organización política. La historia del documento fue recogida por el JOURNAL en entrevistas con derechistas salvadoreños y guatemaltecos, que colaboraron con D’Aubuisson y con la OAS.

Después de Argelia, los terroristas franceses intercambiaron sus conocimientos en Centro y Sur América*

Esos asesores eran veteranos de la organización que hizo famosa el film “El día del Chacal”, una versión ficticia de un atentado contra el ya fallecido Presidente francés, Charles de Gaulle.

Eran especialistas en análisis económico, propaganda y operaciones militares.

D’Aubuisson dijo que también habían asesorado a grupos anticomunistas en toda América Latina y habían ayudado a fuerzas de oposición en Chile para derrocar al gobierno electo del izquierdista Salvador Allende.

En el momento en que el plan se diseñó, los derechistas salvadoreños creían que los marxistas se habían infiltrado en la Junta Militar Demócrata Cristiana, impidiendo a los cuerpos de seguridad desarrollar existosamente su lucha contra la subversión.

Algunos de los asesores de la OAS venían de París, otros de Suramérica, afirmó un salvadoreño cercano a la operación. Eran de “pocas palabras, más profesionales, más serios”, que otros asesores extranjeros, indicó.

Dijo que a los franceses se les había prometido fondos para adquirir recursos y establecer una

escuela de comandos en Guatemala, incluyendo “armas, balas, uniformes y todo lo necesario para su entrenamiento”, pero los fondos nunca fueron entregados.

D’Aubuisson dijo que antes de reunirse con los franceses, recibió garantías de algunos amigos suyos en Argentina y Francia, en el sentido que “ellos eran honestos, entusiastas, de confianza y que tenían mucha experiencia en estas cosas”.

“Les expliqué como habíamos venido trabajando desde octubre de 1979 a mayo de 1980”, dijo D’Aubuisson, quien añadió que “también les expliqué lo que habíamos podido lograr en estos pocos meses como FAN (Frente Amplio Nacional), -una coalición civil de derechistas que había fundado- con qué clase de ayuda económica e infraestructura contábamos”, es decir, “cuál era mi idea con respecto a la forma de llevar a cabo una guerra política”.

“Luego me dijeron que todo lo que habíamos hecho estaba bien”, señala D’áubuisson, “que conocíamos muy bien el trabajo, pero me recomendaron que fuera más específico. Luego me explicaron acerca de la guerra de guerrillas en Argelia”, añadió.

D’Aubuisson dijo que los franceses aconsejaron a los salvadoreños, que formaran una organización que funcionara independiente del gobierno. “Lo que nosotros hicimos fue no esperar órdenes de los políticos”, explicó D’Aubuisson.

De acuerdo al plan, habría una directiva política y un estado mayor formado por representantes militares y civiles derechistas.

El estado mayor estaba dividido en cuatro departamentos y un jefe de operaciones de combate.

Uno de esos departamentos era responsable de colectar fondos y responder por los gastos.

La descripción concuerda con la agenda confiscada a D’Aubuisson durante su arresto en 1980.

Otro departamento estaba a cargo de las “operaciones sicológicas”, que mantenía contacto con grupos de apoyo internacionales en Europa, Suramérica y los Estados Unidos. Asimismo, distribuía análisis y propaganda a la prensa local e internacional. El plan indicaba que la prensa, “será manipulada inteligentemente”, sugiriendo “acercarse a los periodistas, pagarles, explotar sus ambiciones profesionales ..”.

El departamento de “Organización de Masas” estaría formado por un grupo de civiles a cargo del abastecimiento de alimentos, conseguir casas de seguridad, distribuir volantes y obtener documentos de identificación para los derechistas. Los grupos de civiles también funcionarían como una red de inteligencia, entregando nombres de “subversivos” al cerebro de la organización: el Departamento de Búsqueda e Información (DBI). Las funciones del DBI eran colectar y analizar información y dirigir las redes de combate. El plan lo calificó como “el punto de lanza” en la guerra antisubversiva. Solamente los oficiales de más alto rango en la organización podían tener contacto personal directo con el DBI.

La dirección de operaciones actuaría fuera del DBI. Estaría en la parte superior de una pirámide organizativa, enviando órdenes a las células por medio de casilleros postales secretos, formando una cadena de mando hasta llegar a células individuales de combate de tres miembros cada una.

El DBI también utilizaría sus unidades urbanas de combate en asesinatos, golpes de mano, secuestros, recolección de fondos y sabotaje.

En el campo, el documento recomendaba utilizar pequeñas unidades guerrilleras fuertemente armadas para desarticular a las “pandillas rojas” en su propio territorio, mientras buscaban ganar la simpatía de los campesinos en sus “caseríos”, mediante regalos en efectivo y alimentos.

El plan indicaba que las acciones de las guerrillas urbanas y rurales debían incrementarse gradualmente, hasta que el respaldo a la organización dentro de la Fuerza Armada fuera lo suficiente como para tomar del poder.

Durante la guerra de Argelia, los soldados franceses que se unieron a la OAS, operaban en células terroristas secretas contra el movimiento nacionalista, aún y cuando el gobierno francés estaba buscando un acuerdo político para la independencia de Argelia.

La OAS afirmaba que los políticos habían traicionado a Francia al entregar Argelia a los nacionalistas. Esa organización juró matar a de Gaulle y derrocar su gobierno.

Pero después de más de media docena de atentados fallidos contra el presidente francés, la OAS fue desmantelada por la inteligencia francesa. Los miembros de la organización terrorista secreta se dispersaron, algunos se fueron a Suramérica para convertirse en asesores militares del movimiento anticomunista.

A mediados de los sesentas, por lo menos uno de los oficiales que trabajó con D’Aubuisson estaba en Guatemala asesorando al MLN. El MLN llevó a cabo una campaña contrainsurgente, similar a la que se realizó posteriormente en El Salvador, usando técnicas que se convirtieron en modelo para los salvadoreños.

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