Si alguna vez alguien te ha señalado que a nivel de tu comercio o empresa, contar con una asesoría acreditada no es un gasto sino una inversión, créeme que te han revelado una de las mayores verdades del mundo empresarial. Son demasiados los relatos de amigos o conocidos que nos cuentan que al comenzar su emprendimiento, por no invertir en ello, ha cargado sobre sus hombros la responsabilidad de gestionar el ciento por ciento del rubro contable o fiscal de su negocio… y todos esos relatos terminan de la misma manera: no ha sido una buena idea.
Lo cierto es que las ventajas de optar desde un principio por asesorías consultorías o con la guía de personas expertas en el rubro, otorga un sinfín de tranquilidades y –muy importante- libera tiempos para ocuparte de otros aspectos de tu negocio a los que sólo tú puedes dedicarte, es decir que no son delegables.
Pero… ¿de qué estamos hablando cuando proponemos optar por una asesoría acreditada externa en forma permanente? Vamos a ampliar un poco algunos aspectos con el propósito de ayudarte a tomar una buena decisión cuanto antes..
Las empresas (de todo tamaño, desde pequeños emprendimientos unipersonales a negocios voluminosos que se manejan a nivel corporativo) tienen que hacer frente a innumerables prácticas y obligaciones en materia de impuestos, respetando al mismo tiempo una serie de requisitos contables que pueden resultar difíciles de implementar si no están asistidas por profesionales del sector.
Aquí es donde entra en juego un asesor o un buen equipo de asesores cuyo rol se traducirá en principio en ayudarte a comprender las complejidades de las leyes, los procesos y las normas fiscales corporativas, para que no tengas ningún dolor de cabeza a ese respecto. Luego de esta etapa, esta ayuda se convierte en uno de tus principales aliados de confianza, ya que durante la temporada de impuestos, presentación de formularios, declaraciones juradas etc. podrás delegar todo este engorroso papeleo en sus manos, teniendo la tranquilidad de que todo será gestionado en tiempo y forma.
Por poner algunos ejemplos de ese trabajo, podemos decir que se trata de gestionar las prácticas contables, fiscales y corporativas de tu empresa, asumiendo la responsabilidad de llevar la contabilidad, planificar y ejecutar las declaraciones de ingresos, realizar planificaciones y presupuestos, representar a los clientes ante los órganos de jurisdicción fiscal, evaluar y revisar estados financieros, entre otras tareas.
Pero hay más: los expertos en asesorías consultorías, tienen amplia experiencia que les habilita a brindar consultoría en el ámbito fiscal y tributario, apoyar a la empresa en todas sus fases, resolver cuestiones sucesorias y patrimoniales, velar por que los clientes cumplen con las obligaciones legales (desde el punto de vista tributario y fiscal).
Desde tu lugar, puedes depositar confianza en ellos, sabiendo que el trabajo se hace y se hace bien. Y lo más importante -como decíamos antes- podrás liberar tiempo para ocuparte de lo que realmente te apasiona: los aspectos creativos, humanos y productivos de tu empresa, que son en definitiva los que identifican y fortalecen tu marca.
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