El presidente Chávez ordena la salida del embajador venezolano en Perú en señal de protesta por la decisión de Perú de conceder el asilo al político opositor.
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El Gobierno de Venezuela ha reaccionado a la decisión de Perú de garantizar el asilo al político opositor Manuel Rosales ordenando la salida inmediata del embajador en Lima. Nicolás Maduro, ministro de Asuntos Exteriores venezolano, ha calificado la decisión del Gobierno de Alan García de “burla al derecho internacional, fuerte retroceso a la lucha contra la corrupción y una ofensa al pueblo de Venezuela”. Maduro ha dicho hoy que retirará la representación diplomática en Perú, impedirá que el embajador peruano -designado recientemente- asuma el cargo y someterá a evaluación la relación bilateral.
Las desavenencias no son nuevas entre las administraciones de ambos mandatarios, situados en las antípodas desde el punto de vista ideológico. García, un aliado de Washington y un creyente ferviente del libre comercio, ha criticado con frecuencia la nueva oleada de dirigentes latinoamericanos de izquierda liderados por Chávez. El presidente venezolano, adversario confeso a la política estadounidense, ha insultado a su homólogo peruano en el pasado.
Chávez acusa a Rosales -que abandonó su cargo de alcalde de la ciudad de Maracaibo- de enriquecerse ilícitamente durante el ejercicio de la función de gobernador del Estado de Zulia. El político asilado en Perú ha solicitado la protección de Lima alegando que sufre la persecución del Gobierno de Venezuela.
Históricamente Perú aceptó los pedidos de asilo provenientes de Venezuela. Inclusó protegió a un líder sindical que participó del golpe de Estado de 2002, que derrocó a Chávez durante algunas horas.
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