La tecnología ha cambiado fundamentalmente la manera en que buscamos, alimentamos y experimentamos la intimidad. Más allá de las actualizaciones de estado, los emails con tragos y el el flirteo sexual por messenger, tambien encontramos almas gemelas en sitios para citas, enviamos ILUVU con nuestros pulgares por mensajes de texto, peleamos por el messenger, nos reconciliamos por email, luego vamos a Facebook a anunciar al mundo nuestra renovada devoción.
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Todas estas herramientas de comunicación tecnlógicas han mejorada nuestras vidas románticas, pero también se prestan a enviar mensajes mixtos confusos, manifestar sentimientos vagos y otros pocos de confusión intencional o no intencional.
Las preguntas sobre el protocolo a seguir en estos días son ilimitadas: “¿Debería mensajearle por celular o por correo electrónico?”, “Parece que está triste por lo que pone en sus actualizaciones de estado”, “¿Debería actualizar mi Facebook a Estoy en una Relación?”.
Lo que te ofrezco aquí no es un decodificador mágico para los emails/mensajes sms/toques que nunca dejarás de recibir, ni un conjunto de reglas probadas y verificadas. Eso no existe. Tan solo te ofrezco lecciones reunidas por mi propia cuenta y de la experiencia de otros en estos tiempos del amor digital que espero te ayuden a conseguir una perspectiva más fidedigna de los mensajes que estás recibiendo de esa persona que te interesa.
1. No existe ninguna jerarquía de comunicación[/h3]
(O: Por qué “si le gusto más, por qué no me llama por teléfono, en lugar de mensajearme” es una pérdida de tiempo).
Yo sé que es difícil de creer porque parece que debería de existir un orden natural de las cosas: un email pareciera ser un medio más significativo que “facebookearse”. Los mensajes de texto sms parecen más casuales, más a la ligera. Una llamada es algo de lo cual puedes presumir, pero no después de la 1 a.m. el Domingo. Pero en realidad, el orden de cada quien es muy diferente.
Nuestro comportamiento digital todavía es muy variado, esporádico y demasiado dependiente del contexto para que este adquiera sentido. Si eres capaz de aceptar que no existe un orden universal de comunicación, puedes dejar atrás tus fantasiosas expectativas sobre los demás. Eso te hace libre de comunicarte según tus propios gustos.
2. Pero es que la consistencia es importante[/h3]
El amor depende de la confianza y la confianza se construye a través de la consistencia. Es importante ver lo que alguien hacer a lo largo del tiempo, no solo en el calor del momento. Una cadena de 20 mensajes de texto en tres días podrá parecerte excitante, pero un mensaje de texto al día durante un mes podría ser a lo mejor más significativo. Considerar la consistencia y la frecuencia puede ayudarte a diferenciar una relación de una aventura.
3. Tu tono es importante[/h3]
Cuando estás hablando con alguien a quien puedes escucharle su voz y sea que te des cuenta o no, la manera en que dices las cosas comunica aún más que las mismas palabras que empleas. Cuando estas enviando mensajes sms o correos electrónicos, estas pistas se pueden perder, de modo que un sarcástico, “Oh, no me gusta la pizza de peperoni”, podría parecerte sincero. Pero también ten cuidado con lo que hagas para aligerar tu humor. Los puntos de exclamación y los emoticons (esas adorables caritas que inspiran aversión y adoración) son soluciones fáciles, pero podrían también parecer como empalagosas si se usan de formas inadecuadas.
4. Abraza tu privacidad[/h3]
Antes de la Internet, las relaciones se evaluaban mediante la interacción cara a cara entre las personas y no evaluando la e-videncia (emails, status updates, sms, comments). Mientras que ahora resulta iluso abogar por aquellos buenos tiempos más sencillos, nos hace bastante bien respetar los regalos que la privacidad una vez nos ofreció, incluyendo estar a gusto con no saber nada.
Si te encuentras con que pasas más fisgoneando más que hablando, considera cortar toda conexión cibernética. Trata de des-amigarte en Facebook, desinscribirte de su feed, ignorar sus tweets. No tengas miedo de parecer como una persona quisquillosa; al contrario, fueras una persona quisquillosa si pasaras cada dos minutos refrescando tu Facebook para ver si ha hecho nuevas amistades. Confiar en tu confianza, no en sus actualizaciones de perfil, podría ayudarte a ver de nuevo a esta persona como a un ser humano de nuevo y no como a un avatar.
5. Al final, las palabras siguen siendo baratas[/h3]
No se puede evitar que nuestros romances no tengan lugar en el espacio digital, pero sin el debido contrapeso de los buenos tiempos de las relaciones cara a cara, es fácil perder el sentido de quiénes somos y quienes son nuestros seres queridos más allá de los mensajes de texto por el medio que sea. Lo que se pierde es más que el sentido de la realidad, si no que todo lo que tiene que ver con la interacción humana sin dispositivos electrónicos – todos los mensajes que comunicamos con nuestro cuerpo, nuestros gestos, nuestras miradas, la forma en que reimos. Y por muy bizarro y torpes que puedan ser estos encuentros offline en el mundo real cara a cara, siempre serán más fáciles de interpretar, creer, confiar y reflexionar profundamente mas que cualquier LOL, XD, o lo que cualquier sentimiento en una pantalla pueda ser.
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