A Obama se le Viene Abajo el Gobierno por el Petroleo y Afganistan

La propia prensa internacional que lo llevó al estrellato mediático es contundente: Obama está en caída libre. El gerente negro del imperio USA, con su imagen pública en debacle histórica, desprestigiado entre sus propias bases electorales, criticado por su continuismo de la “guerra terrorista” heredada de Bush, con su mayoría parlamentaria mellada en el Congreso, y sin poder controlar la crisis económica y los conflictos en las zonas de ocupación militar, ingresó en una debacle inevitable.

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Por Manuel Freytas

La derrota militar en Afganistán y la marea de petróleo que se extiende sin solución matando especies marinas y amenazando las costas de EEUU parecen sellar su suerte en las parlamentarias de noviembre. Todas las proyecciones indican que los demócratas van a perder la mayoría en las dos cámaras del Congreso.

Pero las nuevas mediciones señalan que el gerente imperial, que combina el Premio Nóbel de la Paz con genocidios militares en masa en Irak, Afganistán y África, ya ingresó en el ocaso, en el desprestigio, y en la falta de apoyo por parte de la mayoría de la sociedad imperial estadounidense.

El derrame de crudo del golfo de México, la derrota militar en Afganistán, y una tasa de desempleo cercana al 10 por ciento derrumbaron la popularidad de Barack Obama, hasta su nivel más bajo, según un sondeo de opinión publicado el miércoles por el diario Wall Street Journal y la cadena NBC.

Por primera vez desde que se realiza este sondeo mensual conjunto, la mayoría de los estadounidenses desaprueban la gestión de Obama.

El índice de aprobación del presidente estadounidense se sitúa en el 45 por ciento, cinco puntos menos que a principios de mayo.

Además, por primera vez desde que Obama asumiera el cargo, el 60 por ciento de los encuestados cree que EEUU camina en “dirección equivocada”.

Solo el 49 por ciento considera positivamente las “sólidas capacidades de liderazgo” del presidente, ocho puntos menos que el pasado mes de enero y 21 menos que en enero de 2009, cuando accedió a la presidencia.

La mitad de los encuestados desaprueban la gestión del derrame de crudo del golfo de México realizada por el presidente estadounidense, incluidos uno de cada cuatro votantes demócratas.

Sólo el 40 por ciento considera positivamente la “habilidad” de Obama “para gestionar una crisis”, once puntos menos que el pasado mes de enero.

Asimismo, ocho de cada diez encuestados se declaran insatisfechos con la situación económica de EEUU y el 49 por ciento desaprueba las políticas de empleo realizadas por el presidente norteamericano.

Por encima de Obama figuran el resto de los presidentes recientes: Jimmy Carter (51 por ciento), Bill Clinton (54 por ciento), Richard Nixon (63 por ciento), Dwight D. Eisenhower (70 por ciento), George H. W. Bush (76 por ciento) y John F. Kennedy (79 por ciento). El más valorado tras su primer año de mandato sigue siendo George W. Bush, quien con un porcentaje de apoyo del 82 por ciento sobresale por encima del resto.

De acuerdo con la prensa norteamericana, la derrota militar norteamericana en Afganistán y el derrame de petróleo han terminado de erosionar la imagen pública de Obama.

En medio de un escándalo político, el presidente USA relevó el jueves de su cargo al más alto comandante de la OTAN en Afganistán, Stanley McChrystal, que se había vuelto un crítico permanente de la estrategia militar de ocupación implementada por la administración de Obama.

Incluso el alto jefe militar llegó a burlarse de funcionarios de Washington y sostenía, entre otras cosas, que el actual presidente “no parecía preparado” para la guerra en el país asiático.

Seis soldados de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad en Afganistán (ISAF) murieron el miércoles en varios atentados con bomba y combates en el país ocupado.

Según fuentes de la OTAN, ya son 75 los soldados ocupantes muertos en lo que va de junio en el país asiático, en el marco de la guerra de ocupación que ya lleva ocho años y medio.

En medio de la derrota de la ocupación, el general Stanley McChrystal no sobrevivió al fuego político generado por sus propias palabras y el presidente Barack Obama anunció que aceptó la “renuncia” que le presentó el militar la mañana del miércoles, a raíz de polémicas declaraciones dadas a la revista Rolling Stone.

”Presidente débil”[/h3]

La propia prensa internacional que lo edificó como mito viviente de la “democratización” del Imperio ya lanzó su nuevo dictamen: La realidad de su gestión está terminando con el discurso “alternativo” de Obama más rápido de lo que se pensaba.

The New York Times, The Washington Post, y las otras influyentes cadenas que apoyaron su candidatura y los primeros tramos de su gestión lanzan críticas y definiciones extrañamente coincidentes con las de los republicanos: “Obama habla mucho, pero hace poco”.

La tesis ultraconservadora de un presidente “débil e incapaz” se nivela peligrosamente con las apreciaciones de los medios y analistas del ala “progresista” (que lo vendieron como una nueva alternativa) que ya critican la gestión de Obama con una ferocidad inusual

En noviembre pasado, a sólo ocho meses de gestión, en su primer test electoral, Obama perdió en dos estados, Virginia y Nueva Jersey, donde hace un año ganaron los demócratas.

La elección marcó una especie de referéndum para su gestión. La derrota en Nueva Jersey fue particularmente decepcionante para el presidente imperial, al tratarse de un estado tradicionalmente demócrata, en el que en las elecciones de 2008 obtuvo una ventaja de 16 puntos frente al republicano John McCain.

Todo este escenario de derrota, a su vez, alimenta una ofensiva republicana que apunta a desgastar la credibilidad (ya en pronunciada baja) de Obama. Reaparecen las viejas acusaciones de “presidente débil e incapaz” o excesivamente “dubitativo” como principal caballito de batalla de los ultraconservadores que sueñan con un juicio político o un movimiento de destitución en el Congreso.

Hace exactamente diecisiete meses, Obama llegaba a la Casa Blanca en medio de una expectativa mundial sin precedentes, tras una campaña histórica en la que demostró saber movilizar e inspirar a las masas.

“¡Vamos a cambiar a Estados Unidos y vamos a cambiar al mundo!”, prometía, rebosante de carisma, y el planeta entero se dejaba “cautivar” por el presidente negro marketinizado e impulsado desde el aparato de la gran prensa internacional.

Pero (en sólo un año y cinco meses) llegó la realidad: Como lo fue Clinton, como lo fue Bush, Barack Obama, más allá de sus discursos “progresistas”, es sólo la pieza ejecutora de intereses estratégicos metidos en un tablero global (el poder imperial USA ) que excede las voluntades personales de los eventuales gerentes de turno en la Casa Blanca.

¿Y porqué Obama es lo mismo que Bush? Obviamente, porque hace lo mismo que Bush: Defiende y aplica la “guerra contraterrorista” en todos su niveles, mantiene las ocupaciones armadas en Irak y Afganistán, se prepara para nuevas acciones militares imperiales contra el “eje del mal” en Medio Oriente, Asia y África, y aplica las recetas ortodoxas del capitalismo depredador a nivel planetario y dentro de las fronteras de EEUU.

¿Quién cambió? ¿Obama, o los que edificaron el mito mediático de Obama más allá de la realidad del Imperio?

La realidad solo puso las cosas en su lugar.

[goodbye]apocalipsis[/goodbye]

 

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