Llegaron mis amigos de colegio
y absortos vieron mi cadáver frío.
“Pobre!!” Exclamaron y salieron todos:
ningunode ellos un adios me dijo.
Todos me abandonaron.En silencio
fuí conducido al ultimo recinto:
ninguno dió un suspiro al que partía,
ninguno al cementerio fue conmigo.
Cerro el sepulturero mi sepulcro;
me quejé, tuve miedo y sentí frío.
Y gritar quise en mi cruel angustia,
pero en los labios expiró mi grito.
El aire me faltaba y luché en vano
por destrozar mi feretro sombrío,
y en tanto… los gusanos devoraban,
cual sustuoso festin mis miembros rígidos.
“Oh, mi amor, dije al fin, ¿y me abandonas?”
pero al llegar su voz a mis oidos
sentí latir el corazon de nuevo,
y volví al triste mundo de los vivos.
Me alcé y abrí los ojos. ¡Como hervían
las copas de licor sobre los libros!
El cuarto daba vueltas, y dichosos
bebían y cantaban mis amigos.