Colapso Mundial del Consumismo: Por Qué NO Cambiará la Gente

La única forma de ganarle tiempo a la inminente crisis sería frenar el progreso desenfrenado y como consecuencia vendría la inflación y el caos financiero. Ningún gobernante o ejecutivo de empresa alguna dará el primer paso. Una persona no dejará de gastar gasolina porque otra lo hará sin reparo y prosperará más que aquella que economizó.

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Además no tendría la forma de transportarse como habitualmente lo hace y el sacrificio le ocasionaría muchos problemas: ¿Quién dejará ahora de consumir o vender artículos hechos de derivados del crudo -que son todos-? ¡Nadie dejará de comprarlos o fabricarlos!, demos por hecho que la gente individualmente no cambiará.

¿Por qué los japoneses están construyendo grandes refinerías y oleoductos y la industria de la aviación diseña cada vez más gigantescos y devoradores aviones de gasolina? R/. Por la ley del “tiene”: todos los presidentes, ejecutivos e ingenieros tienen que mantenerse en sus puestos y cualquiera que frenara el avance con la idea de economizar combustible causaría un bajón en la producción y al día siguiente estaría de patitas en la calle. Todo ejecutivo tiene que pensar en el ya.

Si los americanos economizaran combustible los japoneses lo consumirían y progresarían más. Si los japoneses frenaran su consumo, China consumiría ese petróleo y progresarían más.

La respuesta a la pregunta inicial es que la gente no va a cambiar porque está sometida a la ley del tiene: tienen que continuar con su desenfrenado progreso consumista que los está conduciendo hacia el abismo: continuarán construyendo oleoductos, aviones y barcos hasta el día que tengan que abandonar sus puestos y echar a correr.

A cualquier presidente que se le indague por el problema de inmediato tendrá que reportar seguridad y optimismo, mirará hacia otro lado y pensará: -“Que el problema recaiga sobre otro”. Como todo político es mentiroso (o será que me equivoco) no es fiable creer en lo que dicen al respecto.

EL CLAN DE LOS “INSUSTITUIBLES”

En todas las épocas de la historia han existido personas que se han creído únicos y han tratado de apoderarse de todo el mundo para ellos reinar solos. Los romanos, Atila, luego Napoleón, Hitler y tantos que estuvieron a punto de robarse el mundo para ellos solos. Lo inquietante es que todos concibieron la idea de eliminar pueblos y razas enteras que le estorbaban… y lo hicieron. Nos tranquilizamos pensando que fueron cosas del pasado no sabiendo que en estos momentos existen mil de ellos que quieren hacer los mismo: exterminar a como de lugar a la mayor parte de la población mundial que les estorba.

Está cobrando fuerza la sospecha de que existe un clan de “imprescindibles” que quieren apoderarse del mundo con la terrorífica idea de exterminar a la creciente e incontenible población humana. Para ellos son ingobernables, consumidores y estorban a sus planes totalitarios.

Las malas lenguas dicen que se trata de un puñado de súper- archimillonarios que tienen en su poder el mayor oro del mundo, al punto que, entre tres de ellos, superan el capital de 48 naciones más pobres de la Tierra. Se rumora que son quienes que provocan los shocks financieros donde acaparan en días lo que las mayorías han acumulado durante largos años.

Se presume que el plan de los imprescindibles mueven las riendas del mundo desde el anonimato y ahora les estorba tanta gente que se esta consumiendo el petróleo barato y deben eliminarla. ¿Cómo lo harían?: Ya se habla de que científicos están desarrollando un virus en laboratorios ultra-secretos y al mismo tiempo una vacuna que lo neutralice.

Obviamente sólo los “imprescindibles” tendrían acceso a vacuna tornándose inmunes. Luego soltarían el virus que puede ser la temible pandemia anunciada que aniquilará a la humanidad casi por completo. Ésta sería la forma más económica, menos sangrienta y disimulada para un exterminio global… muy inteligentes.

La otra opción es la guerra nuclear durante la cual el clan de los “dueños del Mundo” se protegerían en confortables refugios rigurosamente estudiados y acondicionados para soportar el infierno atómico. Lo anterior parece ciencia ficción pero la realidad ya ha superado la imaginación, y del ser humano todo puede esperarse.

Pero los imprescindibles no cuentan con otra fuerza muchísimo más poderosa que la de todos ellos juntos, y no van a poder salirse con las suyas; dejemos el tema ahí… sé que algunos entenderán de que se trata.

Por otra parte, cuando los países poderosos ven que un país menor rico en reservas natural brota petróleo en cantidad no puede disimular su envidia. Lo pueden considerar como una amenaza. No sabemos si a Brasil lo van a dejar disfrutar de su petróleo barato al ritmo de samba.

POR QUÉ EL PETROLEO ES LO MÁS BARATO QUE EXISTE

Los alimentos insustituibles hay que cultivarlos, los electrodomésticos y vehículos hay que fabricarlos y deben viajar en camiones; pero el crudo nace hecho: la Naturaleza tardó en fabricarlo un millón de años, el hombre se lo roba a la tierra, lo hace pasar por tuberías y tanques automáticos y de allí brotan como por arte de magia abundantes materiales que se convierten en petrodólares petroeuros y petro-contaminación.

Hasta nuestros días brotaba de la superficie por su propia presión mas, de ahora en adelante, la extracción se tornará cada vez más peligrosa y complicada, el trabajo se cuadruplicará y el precio se trepará, ya que nadie hará el trabajo gratis.

Un camión o una retro-excavadora, o una maquina para mezclar concreto cada una hará el trabajo de 500 hombres y su pago es de unos cuantos galones de gasolina al día. Cuando la fuerza del hombre tenga que hacer ese trabajo, ¿cuanto van a demorar las obras y cuanto van a costar? Vemos a diario que levantan edificios por todas partes, brotan nuevas industrias, cada mes nace un nuevo súper centro comercial que de inmediato se atesta de mercancías -todas sacadas del

petróleo barato-. También se llena de consumistas enardecidos que compran lo que no necesitan porque eso les ha enseñado la absurda sociedad de consumo.

Todos hablan de prosperidad y crecimiento y se tranquilizan ignorantemente; cuando debiera ser todo lo contrario: entre más crecimiento y entre más consumo más pronto surgirá la crisis petrolera que dará lugar a la fatídica e imparable cadena de eventos anunciada.

El resultado inquietante de este crecimiento descontrolado es que nacen niños en las ciudades como conejos en las agro-factorías. Aunque cada niño que nazca debiera traer una esperanza a este mundo, la civilización consumista, torpe y derrochadora, de hecho ya lo condenó a vivir en futuro caótico.

Cuando escuches a un presidente hablando de prosperidad y desarrollo te estará demostrando que está haciendo todo lo posible por adelantar el colapso fatal, porque el desarrollo no es posible sin el gasto adicional de grandes cantidades de petróleo. El progreso significa aumentar el consumo de la única materia prima, irremplazable y no renovable, la cual utilizan los países para crecer y progresar.

El lema de la gente en particular es crecer; el lema de las empresas es crecer y subir, y el lema de los países es crecer. La pregunta es: ¿crecer hacia dónde? ¿A cubrir el Planeta con ciudades atestadas con seres humanos, y después qué? El petróleo barato hace que las zonas y países crezcan: la explosión demográfica rabiosamente consumista exige de inmediato más carros, éstos más vías, mayor consumo de petróleo, más edificios y más gente; y entre más gente mayor es la posibilidad de que la bomba humana explote.

La edad dorada del petróleo barato toca a su fin y pronto comenzará la edad oscura de dolores y aflicción; “no hay cama para tanta gente”.

¿DE QUÉ SE HA ALIMENTADO EL PROGRESO DESENFRENADO?

Simplemente del despiadado y brutal deterioro del Planeta. Es vergonzoso que las aguas negras de millones y millones de personas desemboquen a los ríos junto con el inmundo excremento químico de las industrias matando a todos los peces hasta llegar al mar donde ya se observa un deterioro irreversible.

Causa un profundo dolor en el alma saber que ya acabamos con el 80% de las selvas y las que faltan están siendo vendidas a los países “avanzados”. Cómo será cuando haya más gente igual de irracional como la que hoy ya fue capaz de hacer enloquecer el clima.

La deforestación es una de las peores amenazas porque desnudar al planeta de sus bosques es como quitarle la piel al ser humano. El mundo es un ser vivo y muere al ser desollado. Cada edición del periódico New York Times destruye 200 hectáreas de bosques para convertirlo el papel que al otro día es basura. ¿Cuántos periódicos se editan diariamente en el mundo? Da rabia saber que “las culturas” industrializadas están comprando la cuota de aire -que supuestamente “tienen derecho a contaminar” los países pobres que carecen de industrias. Esta actitud insolente y descarada hace pensar que los países sobornadores pertenecen a una asquerosa raza de infames y desgraciados.

MENSAJE DEL JEFE INDIO NOAH SEALTH, DE 1854

¿Cómo se puede comprar o vender el firmamento, ni aun el calor de la tierra? Dicha idea nos es desconocida. Si no somos dueños de la frescura del aire ni del fulgor de las aguas. ¿Cómo podrán ustedes comprarlos? Cada parcela de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada brillante mata de pino, cada grano de arena en las playas, cada gota de rocío en los oscuros bosques, cada altozano y hasta el sonido de cada insecto es sagrado a la memoria y al pasado de mi pueblo. La savia que circula por las venas de los árboles lleva consigo las memorias de los pieles rojas.

Los muertos del hombre blanco olvidan su país de origen cuando emprenden sus paseos entre las estrellas; en cambio, nuestros muertos nunca pueden olvidar esta bondadosa tierra puesto que es la madre de los pieles rojas. Somos parte de la tierra y asimismo ella es parte de nosotros.

Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el venado, el caballo, la gran águila; estos son nuestros hermanos. Las escarpadas peñas, los húmedos prados, el calor del cuerpo del caballo y el hombre, todos pertenecemos a la misma familia.

Por todo ello, cuando el Gran Jefe de Washington nos envía el mensaje de querer comprar nuestras tierras, nos está pidiendo demasiado. También el Gran Jefe nos dice que nos reservará un lugar en el que podamos vivir confortablemente entre nosotros. Él se convertirá en nuestro padre y nosotros en sus hijos. Por ello, consideraremos su oferta de comprar nuestras tierras. Ello no es fácil, ya que esta tierra es sagrada para nosotros.

El agua cristalina que corre por ríos y arroyuelos no es solamente agua, también representa la sangre de nuestros antepasados. Si les vendemos estas tierras, deben recordar que es sagrada y a la vez deben enseñar a sus hijos que es sagrada y que cada reflejo fantasmagórico en las claras aguas de los lagos cuenta los sucesos y memorias de las vidas de nuestras gentes. El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre.

Los ríos son nuestros hermanos y sacian nuestra sed; son portadores de nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben recordar y enseñarles a sus hijos que los ríos son nuestros hermanos y también los son suyos y por lo tanto, deben tratarlos con la misma dulzura con que se trata aun hermano.

Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida. Él no sabe distinguir entre un pedazo de tierra y otro, ya que es un extraño que llega de noche y toma de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermana sino su enemiga, y una vez conquistada sigue su camino, dejando atrás la tumba de sus padres sin importarle. Le secuestra la tierra de sus hijos.

Tampoco le importa tanto la tumba de sus padres, como el patrimonio de hijos son olvidados. Trata a la madre, la tierra, y a su hermano, el firmamento, como objetos que se compran, se explotan y se venden como ovejas. Su apetito devorará la tierra dejando atrás sólo un desierto. No sé, pero nuestro modo de vida es diferente al de ustedes. La sola vista de sus ciudades apena los ojos del piel roja. Pero quizá sea porque el piel roja es un salvaje y no comprende nada.

No existe un lugar tranquilo en las ciudades del hombre blanco, ni hay sitio donde escuchar cómo se abren las hojas de los árboles en primavera o cómo aletean los insectos. Pero quizá también esto debe ser porque soy un salvaje que no comprende nada. El ruido sólo parece insultar nuestros oídos. Y, después de todo ¿para qué sirve la vida si el hombre no puede escuchar el grito solitario del chotacabras ni las discusiones nocturnas de las ranas al borde de un estanque? Soy un piel roja y nada entiendo. Nosotros preferimos el suave susurro del viento sobre la superficie de un estanque, así como el olor de ese mismo viento purificado por la lluvia del mediodía o perfumado con aromas de pinos.

El aire tiene un valor inestimable para el piel roja, ya que todos los seres comparten un mismo alimento: la bestia, el árbol, el hombre, todos respiramos el mismo aire. EL hombre blanco no parece consciente del aire que respira; como un moribundo que agoniza durante muchos días es insensible al hedor.

Pero si les vendemos nuestras tierras deben recordar que el aire no es inestimable, que el aire comparte su espíritu con la vida que sostiene. El viento que dio a nuestros abuelos el primer soplo de vida, también recibe sus últimos suspiros.

Y si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben conservarlas como cosa aparte y sagrada, como un lugar donde hasta el hombre blanco pueda saborear el viento perfumado por las flores de las praderas. Por ello, consideraremos su oferta de comprar nuestras tierras. Si decidimos aceptar, yo pondré una condición: El hombre blanco debe tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos.

Soy un salvaje y no comprendo otro modo de vida. He visto a miles de búfalos pudriéndose en las praderas, muertos a tiros por el hombre blanco desde un tren en marcha. Soy un salvaje y no comprendo cómo una máquina humeante puede importar más que el búfalo.

¿Qué sería del hombre sin los animales? Si todos fueran exterminados, el hombre también moriría de una gran soledad espiritual. Porque lo que les suceda a los animales también le sucederá al hombre. Todo va enlazado.

Deben enseñar a sus hijos que el suelo que pisan son las cenizas de nuestros abuelos. Inculquen a sus hijos que la tierra está enriquecida con las vidas de nuestros semejantes a fin de que sepan respetarla.

Enseñen a sus hijos que nosotros hemos enseñado a los nuestros que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurra a la tierra les ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, se escupen a sí mismos.

Esto sabe: la tierra no pertenece al hombre; el hombre pertenece a la tierra. Esto sabemos: Todo va enlazado, como la sangre que une a una familia. Todo va enlazado.

El hombre no tejió la trama de la vida; él es sólo un hilo. Lo que hace con la trama se lo hace a sí mismo. Ni siquiera el hombre blanco, cuyo Dios pasea y habla con él de amigo a amigo, queda exento del destino común.

Esta tierra tiene un valor inestimable para Él y si se daña se provocaría la ira del Creador. También los blancos se extinguirán, quizás antes que las demás tribus. Contaminan sus lechos y una noche perecerán ahogados en sus propios residuos.

Todo lo que le ocurra a la tierra les ocurrirá a los hijos de la tierra.

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