¿Cómo Eliminar a la Población Sobrante para crear un Nuevo Orden Mundial?

Dentro de los parámetros funcionales del sistema capitalista (establecido como “civilización única”) la “población sobrante” son las masas expulsadas del circuito del consumo como emergente de la dinámica de concentración de riqueza en pocas manos.

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Por Manuel Freytas

Estas masas, que se multiplican por las periferias de Asia, África y América Latina, no reúnen los estándares del consumo básico (supervivencia mínima) que requiere la estructura funcional del sistema para generar rentabilidad y nuevos ciclos de concentración de activos empresariales y fortunas personales.

Además, esa masas expulsadas del circuito del consumo, requieren (para darle una pantalla “compasiva” al sistema) de una estructura “asistencialista” compuesta por la ONU y las organizaciones internacionales que representan una carga y un “pasivo indeseable” en los balances de gobiernos y empresas trasnacionales a escala global.

Dentro del mercado y de la sociedad de consumo capitalista, la lógica de producción no se mide por la satisfacción de las necesidades básicas de la sociedad (comida, vivienda salud, educación etc.) sino por los parámetros de optimización de la rentabilidad privada.

La producción de bienes y servicios (esenciales para la supervivencia) controlada por el capitalismo está socializada, pero su utilización está privatizada: No responde a fines sociales de distribución equitativa de la riqueza producida por el trabajo social sino a objetivos de búsqueda de rentabilidad capitalista privada.

El objetivo estratégico central del sistema (su lógica y esencia funcional) está motorizado, en primer término, por la búsqueda de la rentabilidad para sus empresas y bancos transnacionales, su columna vertebral ejecutora de sistema económico dominante a escala planetaria.

Esta dinámica -históricamente probada- genera un resultante contradictorio: Achicamiento del consumo, concentración de riqueza en pocas manos, y expulsión del circuito del consumo y de la supervivencia de miles de millones de personas.

La población del mundo ya alcanza a los 6.500 millones de personas, de la cuales sólo alrededor de 500 millones se ubican en el status de “nivel óptimo” de consumo que requieren las necesidades operativas de rentabilidad de los bancos y empresas que hegemonizan la industria, el comercio y las finanzas del sistema capitalista impuesto a escala global.

Fuera de este triángulo del “consumo óptimo”, compuesto en su vértice por el segmento de los “súper-ricos”, y alimentado en su base por la masa productora de riqueza a escala global, se encuentran otros 2000 millones de personas, las que (sin llegar al “consumo óptimo”) desarrollan un “consumo regular” de los bienes y servicios producidos y ofertados (para quien pague por ellos) por la estructura productiva capitalista.

Otro sector compuesto aproximadamente también por unos 2.000 millones de personas conforman un segmento de consumo bajo, con una situación social irregular y fluctuante que no cubre totalmente sus necesidades de vivienda, salud y de confort , y que no compensa las necesidades productivas de rentabilidad del capitalismo regenteador de la sociedad de consumo, a la vez que resulta el sector más vulnerable en la actual crisis recesiva que se está desarrollando a escala global. Debajo de estos segmentos, hay una franja de población, otros aproximadamente 2.000 millones de personas que oscilan entre la “pobreza estructural” (no cubren sus necesidades básicas) y la “indigencia” (carentes de medios de supervivencia), que conforman una “masa crítica” de expulsados del circuito del mercado del consumo.

“Consumidores irregulares”, “pobres estructurales” e “indigentes” son el producto histórico más representativo, el emergente social de un sistema económico que no produce con fines sociales sino con fines de rentabilidad individual conseguida con la explotación del trabajo social.

Como el sistema dominante sólo produce para quien pueda pagar por los bienes y servicios, esta masa expulsada del circuito del consumo (por la dinámica concentradora de riqueza en pocas manos) le “sobra” al sistema capitalista, y solo una cantidad reducida (la masa integrada que va quedando detrás de las expulsiones periódicas) le produce ganancia a las grandes empresas y bancos transnacionales que controlan todos los eslabones del mercado y la producción mundial.

Anoten, registren y trasmitan esta advertencia: Líbano, Irak, Gaza, Afganistán, Pakistán, Sudán, Somalía, y Sry Lanka, entre otros (al margen de los objetivos geopolíticos y militares que representan dentro del tablero de la guerra intercapitalista por el apoderamiento del petróleo y de los recursos estratégicos), son teatros experimentales de exterminio militar en masa de “población sobrante” que funcionan bajo la carátula operativa de la “guerra contra el terrorismo”.

Esta “solución final” maltushiana aplicada militarmente, que evoluciona de lo simple a lo complejo, tiene un clara línea de continuidad transformacional en los procesos de ocupación militar (Irak y Afganistán) y en los distintos escenarios de “guerra contra el terrorismo” en Asia, África y Medio Oriente.

No se trata de “teoría conspirativa”, sino de hechos y de resultantes confrontados dentro de un proceso que repite patrones operativos internacionales, no solo militares, sino políticos, diplomáticos y mediáticos. El último laboratorio experimental de exterminio de “población sobrante” fue Sri Lanka.

Aunque la fórmula (de masacre de civiles) ya fue aplicada por Israel en Líbano y Gaza, la llamada “masacre oculta” de Sry Lanka (la antigua Ceilán) mostró claramente que los niveles de impunidad internacional para esos genocidios son casi totales.

En Sri Lanka, en lo que el gobierno títere de EEUU y de las potencias occidentales calificó como “fase final contra el terrorismo tamil” fueron asesinadas, en sólo cuatro semanas, más de 20.000 civiles, según una investigación del diario británico The Times revelada esta semana.

La cifra, triplica la información oficial aportada por la ONU y el gobierno ceilandés. A su vez, la operación de exterminio militar dejó a más 300.000 civiles con sus viviendas destruidas y sometidos a una catástrofe humanitaria sin precedentes.

La masacre, realizada mediante bombardeos aéreos y terrestres ininterrumpidos sobre poblaciones civiles, sentó un precedente de “práctica genocida impune”, un procedimiento de exterminio militar aceptado y tolerado sobre la base de la complicidad del “silencio” de los gobiernos mundiales y de las organizaciones internacionales, a los que se sumaron (en calidad de grandes ocultadores y manipuladores) las grandes cadenas mediáticas y sus repetidoras locales a nivel de los cinco continentes.

En los últimos tramos de la “solución final” en Sri Lanka, unas 50.000 personas permanecían -al igual que sucedió en Gaza- en una pequeña franja de territorio atrapadas las 24 horas bajo el fuego cruzado de baterías terrestres, tanques y aviones del gobierno aliado de EEUU y el “eje occidental”.

Documentos confidenciales de la ONU en posesión del Times muestran como, a finales de abril, 7.000 personas fueron asesinadas durante los ataques.

A partir de entonces la cifra de muertos se fue incrementando en 1.000 personas diarias hasta el 19 de mayo, un día después de que el líder de los tigres tamiles, Velupillai Prabhakaran, muriera asesinado. Estas cifras coinciden con los datos a los que dice haber tenido acceso el diario británico.

Algunas de las víctimas se ven claramente en las imágenes, que muestran la destrucción total de varios campamentos de refugiados. Montículos de arena improvisados como cementerios, casas destrozadas… Son las fotografías de una masacre, señala el Times.

Y tal como ya sucedió en Líbano y en Gaza, EEUU, las potencias y los gobiernos mundiales (a excepción de Cuba, Venezuela, Bolivia e Irán) otorgaron impunidad total al no denunciar la masacre o convocar al Consejo de Seguridad de la ONU para detenerla.

Las grandes cadenas (como ya lo hicieron en Irak, Afganistán, Líbano y Gaza) deformaron y ocultaron la matanza de civiles presentándola como una “guerra entre el gobierno y el terrorismo tamil”.

En general, los mismos patrones operativos (militares y argumentales) utilizados por EEUU e Israel en Medio Oriente, Asia y África, fueron aplicados por los militares ceilandeses quienes atribuyeron la masacre de civiles a los propios rebeldes tamiles que los “ejecutaban en masa cuando trataban de huir”.

Como ya viene sucediendo en Irak, Afganistán, y con las masacres israelíes en Medio Oriente, los gobiernos del mundo (a excepción de Venezuela, Cuba, Irán y Bolivia que denunciaron la masacre) se mantuvieron en “silencio” en total complicidad con EEUU y las superpotencias de la ONU.

También se repitió como un calco las clásicas “condenas” de la ONU y de las organizaciones internacionales a la “violencia de ambos lados” sin precisar el exterminio militar del ejército ceilandés como causal principal de la masacre en masa de civiles.

El mismo modus operandi, y también como un calco de otras masacres, se repitió en los titulares de la prensa internacional que presentaban la matanza militar (sistemática, contínua y planificada) como emergente de una guerra entre el “terrorismo” y el ejército de Sri Lanka.

Tal como sucedió con Irak, Afganistán, Pakistán, Líbano y Gaza, gobiernos, organizaciones internacionales y medios de comunicación, deformaron y ocultaron las verdaderas causas (capital-imperialistas) de la masacre presentándola como un “conflicto local” entre rivales en igualdad de condiciones y de poder de fuego.

De manera tal que, y como viene repitiéndose en los otros teatros de operaciones citados, los Tigres Tamiles sólo equipados con fusiles Kalashnicov y lanzagranadas (como ya sucedió con Hamás y Hezbolá), fueron equiparados en poder de fuego, con los tanques, helicópteros, aviones y baterías terrestres lanzamisiles del ejército ceilandés que barrían a fuego cruzado noche y día los campamentos de refugiados.

En resumen, un “módulo experimental ampliado y corregido” de las operaciones de exterminio militar en masa de “población sobrante” que vienen realizando EEUU, Israel y la OTAN en Asia, África y Medio Oriente.

Pero hay algo más: Nadie puede asegurar que el módulo experimental de exterminio militar en masa de civiles (léase fusilamiento masivo de personas indefensas) no vuelva a ser aplicado, incluso a mayor escala, en otros teatros de conflicto, principalmente en Asia y Medio Oriente, donde tanto EEUU como Israel ya tienen agendadas operaciones militares de “solución final” contra el “terrorismo” en Afganistán, Pakistán, Libano, Gaza, Irán y Siria.

Que el gobierno títere de Sri Lanka (el que, al igual que el Estado de Israel, nunca fue enjuiciado por tribunal alguno internacional por crímenes contra la humanidad) haya considerado públicamente como un “éxito” de la “guerra contra el terrorismo” la matanza de 20.000 civiles en cuatro semanas, revela el nivel de impunidad internacional de estas operaciones de exterminio en masa de “población sobrante” ocultadas sistemáticamente por la prensa y por los gobiernos del sistema a escala global.

La investigación de The Times revela que durante las dos últimas semanas, las fuerzas militares de Sri Lanka asesinaron un promedio de 1000 civiles por día, o sea, un equivalente a más de diez explosiones de la AMIA, la mutual israelita en la Argentina, mientras la población mundial “integrada al sistema” -adormecida por las pantallas mediáticas- planifica sus vacaciones o elabora estrategias de triunfos futbolísticos.

¿Escalofriante? ¿La demencia y la alienación masiva forman parte de las teorías conspirativas? ¿Las matanzas militares planificadas del sionismo capitalista forman parte de la ciencia ficción de Spielberg? ¿El exterminio de “población sobrante” es un invento de la contrainformación?

Esperen lo que viene. Ante el “éxito” del exterminio en masa de “terroristas” (léase de pueblos enteros con “población sobrante para el sistema capitalista) como la de Sri Lanka, Israel y EEUU pueden “animarse” con su agenda militar.

En definitiva ¿Qué son 1400 palestinos asesinados en Gaza, o 150 afaganos masacrados por la aviación norteamericana, frente a 20.000 civiles “tamiles” asesinados en sólo cuatro semanas?.

El futuro no tiene limites: La impunidad internacional para la “solución final” ( el exterminio militar masivo de “población sobrante”) está garantizada.

Ahora Israel y EEUU van nuevamente por Líbano y Gaza, y hasta Teherán y Damasco no paran.

Al menos que….. en Internet comience a circular (en forma de un estallido nuclear de rebelión civil) una consigna final:

“Rodear con escudos humanos las embajadas de Israel, EEUU y Europa en el mundo, bloquear empresas y bancos trasnacionales a escala global, impedir, boicotear, paralizar el funcionamiento del sistema capitalista a escala global”.

Si el sistema capitalista se paraliza, en algún momento se van a detener (por falta de insumos y de provisiones) sus tanques, buques, aviones, submarinos, soldados y bases militares.

Se trata de aplicar a escala masiva el arma que hasta ahora nadie utilizó contra el sistema capitalista: El factor humano.

La Internet, como red organizativa y totalizadora de operaciones coordinadas hacia blancos y objetivos simultáneos a escala global. Millones de seres humanos -comunicados en tiempo real- impidiendo que los engranajes del sistema capitalista (el asesino serial de “población sobrante”) se muevan en el espacio.

No es mala idea, al menos, no es una teoría conspirativa.

[goodbye]apocalipsis[/goodbye]

 

Planes de Posicionamiento disponibles en Cherada.net

Author: admin

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