La crisis finaciera en medio de la campaña electoral
La reacción del presidente estadounidense George W. Bush a la crisis financiera le dará vastos nuevos poderes a su sucesor. Tanto Barack Obama como John McCain afirmaron que se están preparando para ponerle su sello a la forma en que su administración utilizaría esa autoridad, yendo más allá de comprar acciones y valores bancarios tóxicos de forma pasiva, para tener influencia en la forma en que esas firmas privadas son estructuradas y administradas.
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Por Jonathan Weisman – The Wall Street Journal
El candidato presidencial demócrata emitió un comunicado de apoyo al plan del Tesoro para comprar capital accionario bancario, pero sugirió una cantidad de puntos adicionales que su gobierno, en caso de ser electo, le agregaría, desde nuevas protecciones para propietarios de viviendas con hipotecas hasta un mayor escrutinio de los sueldos de los ejecutivos.
“El plan parece extender garantías más amplias a los bancos sin pedir regulación adicional alguna, lo que representa más de la misma filosofía fallida que nos metió en este problema”, afirmó.
El senador McCain les dijo a votantes en Pensilvania que su gobierno ”exigiría que esas empresas sean reformadas y reestructuradas hasta que vuelvan a ser activos saludables, y puedan venderse sin pérdidas o incluso con una ganancia a los contribuyentes de Estados Unidos”. Pero también sugirió que intentaría terminar con el programa pronto. ”Estamos en crisis, pero quiero que salgamos del negocio bancario lo antes posible”, declaró ante un canal de televisión en Jacksonville, Florida.
Ningún candidato, ni sus asesores, dieron detalles de cómo implementarían el nuevo programa del Tesoro, o de cómo se diferenciarían el uno del otro. Pero está claro que la nacionalización parcial de la industria bancaria del país junto con otras intervenciones recientes como la propiedad federal de los gigantes hipotecarios Fannie Mae y Freddie Mac y el proteccionismo del gigante asegurador AIG le otorgará al vencedor del 4 de noviembre un enorme poder de decisión sobre el destino de la economía.
“Hemos ampliado la interpretación de los poderes que tiene el presidente, y habrá un gran número de asuntos específicos”, dijo en una entrevista uno de los asesores de Obama, Robert Rubin, ex secretario del Tesoro con Bill Clinton. Algunos ejemplos son cómo administrar activos comprados a instituciones financieras, “la incógnita del tipo de empresas en las que deberían convertirse Fannie y Freddie, cuál debería ser la estructura más amplia del mercado hipotecario estadounidense, y la forma que deberían adoptar los mercados financieros”.
Quienquiera que gane la Casa Blanca “deberá lidiar con esos asuntos de inmediato”, afirmó Rubin, y agregó que la forma en que se ordene el resto de su agenda será una “señal clave” de su presidencia.
“El potencial de interferencias es muy alto el año próximo”, aseguró Kevin Hassett, un economista del centro de estudios American Enterprise Institute y consejero del senador McCain.
La reciente crisis del mercado ha alterado la campaña y la próxima presidencia de muchas maneras.
Los ejecutivos bancarios y de Wall Street ya están presionando a los senadores Obama y McCain para que nombren a un secretario del Tesoro poco después de la elección, para tranquilizar a los mercados durante la transición del equipo de Bush en el Tesoro.
Ambos candidatos han modificado sus planes económicos, desarrollados a lo largo de mucho tiempo, para agregar nuevos estímulos y ayudas económicas. Ayer, McCain presentó nuevas propuestas por US$52.000 millones a lo largo de dos años, luego de la propuesta de US$60.000 millones para dos años que había anunciado el día anterior el senador Obama. Mientras Obama ha prometido controlar el déficit en el presupuesto y McCain quiere eliminarlo, ninguno sugirió forma alguna de compensarle al gobierno los costos de sus nuevos planes.
Legado deficitario[/h3]
Las ofertas que se hacen durante la campaña son sólo un signo de cómo varias fuerzas incluyendo los decrecientes ingresos tributarios, el gasto creciente en seguros sociales y los enormes costos por adelantado de las intervenciones en el mercado le dejarán al ganador un déficit en el presupuesto federal de por lo menos US$750.000 millones este año fiscal, o 5,5% de su economía, afirmó la semana pasada el director de la Oficina de Presupuesto del Congreso, Peter Orszag. Es el mayor déficit desde 1983, medido contra la economía.
Hasta ahora, ambos candidatos han insistido en que la cuestión del presupuesto no obligará a un reordenamiento radical de sus costosas prioridades: grandes rebajas impositivas, para McCain; y cobertura médica más amplia y nuevos gastos en energía, para Obama.
Un tema que el próximo gobierno deberá decidir pronto es qué hacer con Fannie Mae y Freddie Mac. Cuando el Tesoro manejó los rescates para Chrysler y la ciudad de Nueva York en los años 70, estableció oficinas separadas. Las compras de empresas hipotecarias minarán esos esfuerzos. El próximo presidente tendrá que decidir si esos activos serán administrados por el Tesoro, la Administración Federal de la Vivienda, o alguna otra entidad.
Un líder demócrata en el Congreso, el presidente del Comité de Servicios Financieros de la cámara baja, Barney Frank de Massachusetts, ha sugerido que el gobierno utilice a Fannie Mae para apoyar con la compra de hipotecas en dificultades y sus propietarios. “Realmente tenemos el poder de hacer mucho”, afirmó Frank en una entrevista ayer. ”Si fuera Obama, nombraría a un coordinador de prevención de ejecuciones hipotecarias y comenzaría a utilizar esos poderes”.
Los consejeros de Obama se mostraron cautelosos ante esas recetas. Pero los conservadores, que se oponen desde hace tiempo a la propiedad gubernamental, incluso parcial, de empresas privadas, temen que los políticos las usen con fines sociales en vez de empresariales.
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