Nuestros ancestros utilizaron alimentos enriquecidos con probióticos de forma regular. Esto era necesario como medio de preservación del alimento cuando no existía la refrigeración. Muchas personas dedicadas a la medicina en la antigüedad comenzaron a utilizarlos para tratar ciertas dolencias. Los alimentos enriquecidos con probióticos son uno de los atributos más importantes de una dieta y estilo de vida saludables.
[postpic=center]1625728[/postpic]
A principios del siglo XX, el ganador del previo Nobel, el científico Ilya Ilyich Mechinikov atribuyó la notable salud de un grupo de búlgaros a su consumo de alimentos enriquecidos con probióticos. Él nombró a la especie particular de bacterias que fermentaba los productos como Latctobacillus bulgaricus. Él teorizó que la bacteria probiótico podría tener un impacto mayor en la salud humana que muchas de las temidas cepas patogénicas de bacteria.
Cada cultura alrededor del mundo tiene sus propios alimentos fermentados. Los europeos usaban el repollo o pepinos para hacer alimentos como chucrut, kvas y encurtidos. Los coreanos hicieron un repollo fermentado y condimentado al cual llamaron kimchi. Los asiáticos fermentaban la soya para formar productos como el tempeh, miso y natto. También crearon una bebida fermentada llamada Kombucha. Muchas culturas diferentes también crearon sus propias clases de pan fermentado.
Alimentos Fermentados Tradicionales
El chucrut está hecho al fermenter el repollo a menudo con vinagre. El repollo natural posee probióticos y enzimas que se multiplican exponencialmente durante el período de fermentación. El chucrut fresco (no envasado) es una fuente fantástica de enzimas vivas y de lactobacillus activo y cepas probióticas de pediococcus.
Kimchi por lo general se hace con repollos chinos. Hay otras variedades de kimchi usando pepinos, berenjena, legos, rábanos y otras verduras de temporada. A menudo estas son preparadas con una combinación de verduras fermentadas que brindan antioxidantes únicos, enzimas vivas y el organismo especial lactobacillus kimchi entre otros.
La soya fermentada se presenta de tres formas principales: miso, tempeh y natto. Miso y tempeh con frecuencia incorporan arroz integral y cebada de fermentación con dos especias únicas de levadura probiótica. Estas levadura mejoran la biodisponibilidad de los aminoácidos y producen altas cantidades de vitamina B. El bacilo subtillis bacterium es usado para producir natto el cual es rico en enzimas proteolíticas y vitamina K2.
Casi toda región tiene sus propios productos lácteos fermentados. Los búlgaros comen yogurt, los indios comen lassi, los africanos tienen amasi y las áreas del oriente de Rusia y Eslovaquia tienen kéfir, por nombrar algunos. Cada uno de estos productos lácteos fue fermentado con una bacteria de láctica de tipo ácido como lactobacillus, lactococcus y leuconostoc entre otros.
Estos productos fermentados comparten bastante de las mismas cepas bacteriales. En particular, la familia del ácido láctico lactobacillus como el bulgaricus, kéfir, parakefir, brevis, casei, etc. Además brinda una variedad de especies saludables de levadura saccharomyces. Estas incluyen saccharomyces unisporus, turicensis, cervisiae y exiguos. Finalmente, estos productos lácteos contienen uno de las cepas probióticas más potentes, bacillus coagulans. Esta combinación de organismos probióticos trabajan en sinergia para reparar y proteger el intestino y destruir incluso a los más rebeles organismos oportunistas como las especies de levadura Candida.
Muchas personas luchan para digerir azucarada lactosa de la leche y la proteína caseína. Los productos lácteos fermentados tales como los listados arriba no solamente metabolizan la lactosa, también brindan grandes dosis de la enzima lactasa para ayudar a la digestión. La mayoría de personas que son naturalmente intolerantes a la lactosa les va muy bien con los productos lácteos fermentados.
La leche que viene de vacas que producen beta caseína A1 pueden ser problemáticas incluso después de pasar por la fermentación. Es mejor comprar leche fermentada de vacas alimentadas 100% natural que estén por completo libres de beta caseína A1. Estos animales selectos incluyen cabras y vacas que han sido criadas selectivamente para no producir beta caseína A1.