Piense en un martillo. Está diseñado para clavar. Para eso fue creado. Ahora imagine que al martillo nunca se le da uso. Solo está guardado en la caja de herramientas. Al martillo no le importa.
Pero ahora imagine ese mismo martillo con un alma, consciente de si mismo.
Pasan y pasan los días y él sigue en la caja de herramientas. Se siente extraño adentro, pero no está exactamente seguro porqué. Algo falta, pero no sabe que es.