Derrocar o Matar a Obama: El Dilema Republicano con Latinoamérica

Lo que parecía imposible se hizo realidad: El Imperio está en guerra contra el Imperio. La guerra, en principio subterránea, de los republicanos contra Obama ya llegó al Congreso. Las variables de ajuste son Chávez y los presidentes izquierdistas de América Latina.

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IAR Noticias

Un sector del poder estadounidense (los republicanos conservadores) pelea contra otra fracción del Imperio (los demócratas liberales) por el control de las decisiones políticas en el patio trasero.

El golpe hondureño, en realidad, es sólo la punta del iceberg de un proceso geopolítico militar más profundo impulsado por el poder conservador de EEUU, que intenta sustituir a una estrategia de dominio que considera “demasiado blanda” (el “sistema democrático” de poderes civiles) por una alternativa de mayor control militar de la región adaptado a las crisis y a los conflictos intercapitalistas que se avecinan en el planeta.

El escenario hondureño, además de los objetivos coyunturales con la destitución de Zelaya, conforma un laboratorio de ensayo experimental de “cambio de régimen regional” que tiene a Chávez y a los presidentes izquierdistas como objetivo central. “Después de Honduras vienen por mí”, dijo este fin de semana el presidente de Ecuador Rafael Correa.

La guerra, en principio subterránea, ya llegó al Congreso. Las variables de ajuste son Chávez y los presidentes izquierdistas de América Latina.

Este fin de semana, después de que 17 senadores ultra conservadores hicieran pública una carta donde acusan a Obama de proteger a Zelaya y acordar con Chávez, el líder republicano del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, el poderoso Richard Lugar, envió una carta a Hillary Clinton pidiéndole “explicaciones” sobre la política que está instrumentando en Honduras.

Lugar advierte en su carta que “estas explicaciones podrían mejorar las perspectivas de que las nominaciones del Subsecretario para Asuntos Hemisféricos, Arturo Valenzuela, y las de los embajadores de EEUU para Brasil y para México, Tom Shannon y Carlos Pascual sean aprobadas antes de que el Congreso entre en receso”, el 7 de agosto.

Estas nominaciones (de funcionarios afines a la negociación con Chávez) fueron bloqueadas por el senador ultraconservador John DeMint, quien junto a otros republicanos, considera que la expulsión del presidente Manuel Zelaya fue “constitucional” y que el Departamento de Estado estadounidense no puede estar apoyando a un aliado de Hugo Chávez y de Daniel Ortega, ambos “enemigos de EEUU.

Respondiendo a esta línea de acción, el presidente golpista de Honduras, Roberto Micheletti, revocó la visa a los funcionarios del Departamento de Estado (Embajada USA) en Tegucigalpa y aseguró que su país resistirá con orgullo el aislamiento de la comunidad internacional.

Micheletti dijo además que si Washington tomó la decisión de revocar la visa a los funcionarios hondureños en Estados Unidos, su gobierno puede hacer lo mismo con los diplomáticos estadounidenses acreditados en Tegucigalpa.

?Ese es un derecho que tenemos porque esta es nuestra tierra… y no es posible que nadie, por muy poderoso que sea, venga a indicarnos lo que tenemos que hacer o venga a humillarnos?, subrayó Micheletti.

El presidente de facto criticó también al presidente venezolano Hugo Chávez, a quien acusa de estar provocando la violencia.

?Honduras dijo adiós a las actitudes pro comunistas que intentaron llevar al país al caos y al comunismo del siglo XXI, que protagoniza Chávez con los dólares que son del pueblo de Venezuela y no de él?, dijo el presidente de facto.

El alineamiento de Micheleltti con las posturas de los halcones del Pentágono es casi pristina, sus declaraciones públicas sisempre coinciden con los pasos tácticos dados por los republicanos conservadores.

Para los halcones ultra conservadores USA (el Pentágono y el “capitalismo de guerra” del Complejo Militar Industrial) Chávez y sus aliados son la “dictadura comunista” que quiere volver a Honduras de la mano de Zelaya.

Las posturas (dentro de la guerra interna) se rigen por un axioma económico: Wall Street con sus empresas y bancos negocian con Chávez, el Pentágono y las armamentistas no negocian con Chávez.

La lógica del enemigo número uno del sistema capitalista en la década del setenta se estableció en la figura del “subversivo rojo” emergente de la guerra contra el comunismo “ateo” de la Unión Soviética.

Esa lógica -tras los atentados del 11-S en EEUU- se trasladó a la figura del “terrorista islámico” emergente de la guerra contra el terrorismo exportado desde las raíces musulmanas del “eje del mal”.

En la década del setenta el ordenamiento doctrinario de combate fue la “guerra antisubversiva”, y en el 2000 la “guerra contraterrorista” marcó el accionar contra el “nuevo enemigo” de la civilización occidental.

Chávez llegó en el 98 y W Bush llegó en el 2000: Ambos fueron los protagonistas mediáticos centrales de la “guerra contraterrorista”, desde trincheras opuestas.

Chávez no era Chávez, sino el “gran desestabilizador terrorista” del patio trasero latinoamericano, y Bush no era Bush sino el “gran cruzado antiterrorista” del mundo occidental capitalista ordenado desde la Casa Blanca, el Pentágono y Wall Street.

Cuando Chávez comenzó a ganar elecciones, vino el fracasado golpe para derrocarlo y a su figura de “terrorista desestabilizador” se le agregó una categoría adicional: “dictador petrolero”.

Resumido: Chávez utilizaba tácticas “terroristas” de desestabilización para imponer con el poder del petróleo un proyecto hegemónico de poder dictatorial en América Latina. Una tesis que iluminó los mejores editoriales de las agencias, diarios y cadenas televisivas imperialistas durante más de un lustro.

Se fue Bush, queda Chávez, llegó Obama con los demócratas liberales, y está latente la posibilidad de que el presidente venezolano pueda ser reelegido en forma indefinida.

Entonces (y mientras los halcones seguían aferrados al “dictador comunista”) el Departamento de Estado de Obama optó por buscar vías de negociación utilizando solo la calificación de “dictador” en directa alusión a la acumulación de superpoderes del régimen venezolano.

Los conservadores (demócratas y republicanos) y los halcones militaristas (alianza del sionismo judío con la derecha cristiana) que controlan los resortes de decisión del Pentágono y del Complejo Militar Industrial (capitalismo de guerra), están convencidos de que las políticas de “diálogo y tolerancia” que propicia Obama conducen a una pérdida del poder militar de EEUU y a una fortificación de sus enemigos situados en el “eje del mal”.

El presidente venezolano mantiene una alianza estratégica (de orden comercial y militar) tanto con Irán como con Rusia y China, potencias capitalistas emergentes que compiten con el eje USA-UE por el control de las redes energéticas y las reservas petroleras del triángulo Eurasia-Cáucaso-Medio Oriente, en una versión aggiornada de la “guerra fría” por áreas de influencia, esta vez protagonizada a niveles intercapitalistas.

En el decálogo analítico (cerrado y prehistórico) de los halcones y gusanos del Pentágono y del Departamento de Estado USA, tenerlo a Chávez en Venezuela, es como tenerlo a Ahmadineyad controlando el petróleo de Venezuela y comprando aliados regionales con oro negro a precio preferencial.

Chávez (en la cosmovisión ultraconservadora) es una pieza funcional de Irán y Rusia en el tablero latinoamericano y, por más que coquetee con la administración Obama, su destino está atado a la geopolítica petrolera enfrentada a los intereses del eje USA-UE que hace del oro negro su máximo objetivo de supervivencia.

De las misma manera (y por el mismo mecanismo de conversión), tenerlo a Zelaya en la gerencia de Honduras, es como tenerlo a Chávez regenteando poder político en la principal “base terrestre” del Pentágono en América Latina.

En este escenario, cuando Micheletti (léase el Pentágono) habla de suprimir a Zelaya, en realidad está hablando de suprimir a Chávez

Tras el golpe hondureño, el 28 de junio, se profundizaron las diferencias entre Obama con el Departamento de Estado, por un lado, y los republicanos conservadores con el Pentágono, por otro.

Para los demócratas liberales (Wall Street y el “capitalismo sin fronteras”) el golpe de Honduras impulsado por el Pentágono (las armamentistas y el “capitalismo militar”) quiebra la paz y desestabiliza la “gobernabilidad democrática” en la región.

En consecuencia, en el Congreso de EEUU (con epicentro en el golpe de Estado hondureño) dos sistemas alternativos de dominio ya confrontan abiertamente: La “democracia” imperial de la era trasnacional unipolar vs. las dictaduras y los golpes de Estado de la Guerra Fría por áreas de influencia con la URSS.

Para los demócratas liberales USA el mundo se divide según la teoría de los “dos demonios”: Chávez por un lado, y los halcones golpistas USA, por el otro. Ambos se retroalimentan para generar “violencia” y desestabilizar el proceso democrático establecido en la región (dominio sin el uso de las armas).

Para los halcones conservadores USA solo hay “un demonio”: Chávez y los presidentes izquierdistas protegidos por Obama y los demócratas liberales.

Para los demócratas liberales (con Obama y el Departamento de Estado) Chávez y los presidentes izquierdistas son una “variable dictatorial” del sistema que no conjugan con el “proceso democrático” .

Para los halcones republicanos (con el Pentágono) Chávez es un “dictador comunista” que nunca integró el “proceso democrático”.

Para ambos, no obstante, Chávez y los presidentes izquierdistas desestabilizan y “amenazan la gobernabilidad” (del sistema capitalista) en la región.

¿Qué hacer? Las estrategias difieren: Para los demócratas liberales, hay que apresurar (y crear las condiciones) para la caída de Chávez por medio de “elecciones democráticas”.

Para los halcones republicanos, hay que terminar ya con Chávez por las vías que sean, incluido el asesinato y el golpe de Estado.

Los demócratas, con Obama y el Departamento de Estado, apuestan a una “salida negociada” con Zelaya presidiendo un “gobierno de unidad” hasta las elecciones.

Los republicanos, con los halcones conservadores del Pentágono, quieren que Micheletti sea quien convoque a elecciones sin la presencia de Zelaya en el Gobierno.

Para los halcones conservadores, sostenes del gobierno golpista de Micheletti, “Obama y el Departamento de Estado de EEUU se unieron a Chávez y sus aliados para exigir que Zelaya sea restituido en el poder”.

Washington, por estas horas, es un caldo de cultivo de todo tipo de rumores y versiones sobre el proceso hondureño, cuyas orientaciones y aprovechamiento político nacen de operaciones diseñadas en los despachos de demócratas y republicanos donde se decide (desde posturas enfrentadas) el destino de Zelaya y de los golpistas.

En ese tablero, tanto Zelaya como Chávez y los gobiernos de izquierda regionales, son variables de ajuste de la guerra entre los lobbistas de Wall Street (que sostienen a Obama) y los lobbistas del Pentágono y del Complejo Militar Industrial que sostienen el golpe de los “gorilettis”.

Y mientras el Departamento de Estado “presiona” al gobierno golpista de Micheletti por una “salida negociada” con Zelaya retornando al gobierno, Uribe (más “cachorro” del Pentágono que del Departamento de Estado) lanza una nueva acusación contra Chávez señalándolo como proveedor de armas al “terrorismo” de las FARC.

Y se abre un potencial nuevo frente regional (conflicto Colombia-Venezuela), con epicentro en la guerra interna de los halcones republicanos contra Obama y los demócratas liberales que gerencian eventualmente el Departamento de Estado.

Ambos sectores son Washington, ambos son el Imperio, pero representan a sectores económicos e ideologías diferenciadas y enfrentadas dentro de la interna capitalista imperial.

Uno (los halcones republicanos) expresa la estrategia del “dominio militarizado”, y el otro (los demócratas liberales) expresa la estrategia del “dominio democratizado”.

Ambos sectores son Washington (con doble cara), y están en guerra por el control de las decisiones imperiales en América Latina y en resto del planeta globalizado.

Y hay un primer escenario: Los halcones republicanos y el Pentágono saben que para terminar con Chávez, primero tienen que terminar con Obama.

Este punto (entre otras razones estratégicas de fondo), es el que alimenta todo tipo de teorías conspirativas (que van desde el derrocamiento hasta el asesinato de Obama) dentro y fuera de EEUU.

[goodbye]apocalipsis[/goodbye]

 

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Author: admin

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