Desde que la bota española se replegó hacia la península ibérica, luego de que esquilmaron nuestras riquezas, sueños, creencias, deseos y aspiraciones, nos quedamos en las garras de otras alimañas y sanguijuelas más bestiales que pueblo alguno haya podido soportar.
En este nuevo escenario y con unas sanguijuelas más hambrientas que sus ancestros, nuestro pueblo no descansó de los vejámenes y trabajos forzados. La independencia no fue para todos como nos lo han vendido en estos casi 180 años.
Esa tan ansiada independencia únicamente se cristalizó como la posibilidad de que los criollos, ahora convertidos en amos, no seguirían enviando tributos obligatorios a la corona española. Los demás, nos quedamos sometidos y obligados a rendir gratuito tributo y pleitesía a estos nuevos patronos.
Los que han escrito y escriben la historia, no lo hacen, en un buen porcentaje, apegados a la realidad o a los hechos, sino, más bien, motivados por la conveniencia o por el engaño obligado. Con el pasar del tiempo, muchas falacias y leyendas plasmadas en los anales de la historia, se han convertido en hechos que no se pueden rastrear por la carencia de sustento.
Ahí tenemos, por ejemplo, a estos que lucharon por la independencia nacional, pero que en el interior de sus propias realidades, mantenían un desprecio y esclavitud hacia mucha de nuestra propia raza.
Podemos hacer referencia a otro capítulo condenable en esta historia falsa y maldita que nos han hecho engullir y que recientemente se ha puesto en la picota de la política salvadoreña. Hablo de esas bestias que integraron la maquiavélica tandona; ahora resulta que estos corderitos o angelitos son los estandartes de la libertad y de la paz. A los otrora mercenarios y asesinos, la historia los quiere investir de un linaje muy particular. Esas son las situaciones que me dan la pauta para pensar que muchas veces se escribe no con la razón, sino que con el hígado.
En esa misma dirección encontrarás al lider de los areneros y fundador de los escuadrones de la muerte, según lo plasmara e investigara la comisión de la verdad. Al tratarse de historia reciente, no necesito de intermediarios para darme cuenta de la forma en que los areneros la intentan vender a nosotros y a nuestra descendencia. Así se forjan las mentiras y los falsos héroes, amigos y amigas.
Otro ejemplo claro de la forma en que estos embaucadores escriben en las hojas de la historia, lo podés observar cuando los areneros se refieren al mentado “presidente de la paz”. Tanto vos como yo sabemos que el susodicho en cuestión no es, ni por cerca, esa faláz pretensión. Que va!, está muy lejos de tal connotación.
Pudiese continuar describiendo la matatada de mentiras con la cual se ha escrito, escribe y transmite, de generación en generación, esta pinche historia y de esta independencia que no es tal; disculpen mi escepticismo, pero desde chaval me enseñaron que más valen los hechos.
No podemos controlar lo que ya escribieron estos energúmenos de la derecha, en casi 180 años de historia criolla.
Si podemos controlar y comenzar a escribir nuestra propia historia, nuestra propia independencia y, sobre todo, comenzar a escribir cómo queremos nuestro futuro. Eso sí lo podemos hacer y está en nuestras manos.
No dejemos pasar la posibilidad de comenzar a escribir la verdadera historia del pueblo salvadoreño. Tenemos el instrumento y la tinta roja, ahora sólo accionenlo.
[goodbye]apocalipsis[/goodbye]
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