El conflicto del Cáucaso y la información. ¿Cuándo empieza la guerra?

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Las agencias y cadenas internacionales son un constante teatro de operaciones de la CIA y los servicios de inteligencia que disputan en los titulares periodísticos su propia “Guerra de Cuarta Generación” paralela a los conflictos y acontecimientos económicos-políticos-militares que se desataron con el conflicto del Cáucaso.

En su totalidad, las “noticias” (a nivel mundial) tienen su origen en las llamadas “fuentes” del poder (gobiernos, grupos económicos, servicios de inteligencia, etc) que las modelan de acuerdo a sus intereses, y que la prensa internacional las difunde como si fueran “objetivas” y desinteresadas. La guerra de Georgia no es la excepción.

En el conflicto del Cáucaso, por ejemplo, existen dos planos paralelos de comprensión: Lo que está en la realidad y lo que luego se “interpreta” como esa realidad.

Y la interpretación “periodística” de esa realidad (a través de titulares o desarrollos cortos y efectistas) es lo que termina registrado como la “única realidad” en el cerebro manipulado de los lectores o televidentes a escala planetaria y masiva.

O sea que, a partir de una realidad verificable (por las imágenes y fotos), la presencia de las flotas de Rusia y de la OTAN en el Mar Negro, se pueden interpretar distintos “significantes” para explicar su presencia en ese teatro de operaciones, pero la que siempre queda como “única realidad” es la que imponen las grandes cadenas masivas que hegemonizan la información a escala global.

Así por ejemplo, cadenas de los servicios británicos y estadounidenses como BBC, Reuters y Associated Press, “interpretan” que el incremento de la “militarización” de la OTAN en el Mar Negro responde al objetivo de neutralizar una operación militar rusa contra Ucrania y Moldavia, dos enclaves del eje USA-UE en la región, que seguirían la misma suerte de Georgia.

Desde el aparato de inteligencia de Moscú se formula otra “interpretación”: La flota de la OTAN se posiciona en el Mar Negro con el objetivo de preparar y dar cobertura a operaciones orientadas a recuperar su enclave en Georgia (hoy en manos rusas).

Pero las agencias y medios rusos representan apenas una minoría abrumante en el gran escenario informativo mundial dominado por las grandes cadenas “occidentales”.

Por lo tanto, lo que queda fijado masivamente es la “interpretación” USA-UE expresada en titulares periodísticos: Rusia se apresta a invadir Ucrania y Moldavia para liberar de “enemigos” la región del Mar Negro, el área de desplazamiento de su flota naval y la principal plataforma de su control sobre Georgia.

¿Hay una tercera interpretación? Por supuesto, hay tantas como los cerebros que las puedan ejecutar. Las conexiones son infinitas.

Lectura contrainformativa

Pero vayamos a la realidad “verificable”:

Entre el miércoles y el jueves surgieron nítidamente tres movimientos en la escena internacional ligados como emergentes directos del conflicto del Cáucaso: 1) Rusia realizó una cumbre con sus aliados estratégicos en Asia, con China a la cabeza, 2) Washington y la Unión Europea (además de amenazar y “advertir” a Moscú), ingresaron en una etapa de “consultas” con sus aliados a fin de coordinar una operación de aislamiento económico y diplomático de Rusia orientado a presionar su repliegue militar del Cáucaso, 3) la Flota Rusa del Mar Negro potenció su control y vigilancia sobre las unidades navales de combate (algunas dotadas de misiles nucleares) de EEUU y la OTAN que siguen incrementado su presencia en el área.

De tal manera que, en la realidad “verificable”, el mensaje está claro: Rusia prepara una operación de “defensa” sin resignar sus posiciones de control militar en Georgia, USA-UE desarrollan una operación de “ataque” económico-diplomático para forzar una retirada de las tropas rusas de su enclave georgiano, y el Mar Negro ya configura claramente el nuevo campo de batalla, el escenario “militarizado”, del conflicto por el control de Georgia.

Bien leída, la realidad “verificable” indica que: El conflicto intercapitalista en el Cáucaso pasó de una “fase militar” original a un teatro de operaciones económico-diplomático predominante, con una operación de escalada militar simultánea en el Mar Negro que las dos partes utilizan como vía de disuasión para posicionarse mejor en el tablero de las negociaciones.

Consecuentemente, el conflicto del Cáucaso se mueve alternativamente entre la amenaza constante de una guerra militar y la realidad también constante de negociaciones y estrategias para evitarla.

Pero, y como también ya se verificó con la guerra Rusia-Georgia, los desenlaces militares son inevitables e impredecibles: Fallas en la planificación, el factor humano, errores de cálculo, etc, pueden precipitar en cualquier momento un incendio militar en el Mar Negro y en todo el Cáucaso con proyección encadenada al Medio Oriente.

Obviamente que los primeros interesados en evitar que eso suceda son Rusia y el eje USA-UE, empeñados en que su guerra por el control de las redes de oleoductos y gasoductos del Mar Caspio no trasponga los límites de la “disuasión militar”, y no llegue a un enfrentamiento armado que podría hacer estallar el planeta.

¿Para cuándo la guerra?

De forma tal que, y como elemento sustitutivo de la guerra militar, la propaganda y la guerra psicológica de Cuarta Generación canalizadas por vías de la “información”, sustituyen, por ahora, al enfrentamiento militar expresado en el mensaje de un Mar Negro saturado de barcos de guerra, misiles y aviones apuntándose desde ambas trincheras.

Como ya está sucediendo con otros conflictos como el de Irán, las negociaciones políticas y diplomáticas anteceden a cualquier desenlace militar, que sólo llegará cuando las partes (Rusia y el eje USA-UE) agoten la fase político-diplomática de la guerra y estalle el conflicto en el escenario militar.

La guerra militar, vale aclararlo, no es un fin en si mismo sino un medio para conseguir objetivos económicos y de control geopolítico-militar que las potencias y las trasnacionales capitalistas utilizan para sus disputas por los mercados y los recursos estratégicos del planeta.

¿Y cuándo empieza la guerra?, es la pregunta morbosa que se formulan los alienados masivos nivel promedio estadístico que se “informan” por las grandes cadenas y sus repetidoras locales en los cinco continentes.

Masificado y estimulado neuronalmente por el “espectáculo” de la sociedad de consumo capitalista, el consumidor de noticias informático-masificado nivelado como “mayoría” en el planeta vive la guerra como si fuera una competencia deportiva.

De manera tal que la masacre israelí en Líbano, la masacre USA en Irak o Afganistán, o la guerra del Cáucaso, no difiere de la competencia por el “medallero de Pekin”, y la única preocupación del alienado masivo es saber “cuándo empieza la guerra” para apostar por su resultado.

A los ansiosos por saber cuando empieza la “guerra militar”, y de acuerdo con la “realidad verificable”, hay que contra-informarles que el mundo globalizado (capitalista) ya está en “guerra permanente”: La guerra es la naturaleza existencial del sistema capitalista basado no en el bien social, sino en la competencia individual por la consecución del “bienestar personal” sin importar el semejante.

Una expresión acabada de la guerra, por ejemplo, es la sociedad de consumo capitalista (que ya nadie estudia ni analiza) donde los individuos-masa, alienados por la ideología consumista “única”, matan, se corrompen o se prostituyen pisando la cabeza al semejante para comprar los “bienes de consumo” que le confieran estatus de triunfador en el “sistema”.

Curiosamente, los medios de comunicación (del sistema) y sus “analistas”, los impresores diarios y sistemáticos de la sociedad de consumo capitalista en el microchip del colonizado mental a escala masiva, creen que cuando se habla de guerra se alude solamente a los tanques, aviones y misiles que el sistema capitalista sólo utiliza como medio extremo para sus conquistas de mercados por el planeta.

Trasladada al plano socioeconómico, la guerra (como corresponde a un sistema capitalista) siempre empieza y termina por la economía, y luego se traslada al plano militar o al plano político-diplomático que representan en sí mismo una “continuidad de la guerra económica por otras vías”.

La guerra (por ahora “fría”) de Rusia con el eje USA-UE no comenzó con las últimas acciones militares en Georgia, sino que lo hizo cuando EEUU y sus petroleras iniciaron una guerra con Rusia (que hegemonizaba el dominio) por el control de las redes de oleoductos petroleros y gasíferos (corredores energéticos) euroasiáticos que alimentan a Europa.

Las guerras, de acuerdo a la realidad “verificable”, siempre comienzan cuando las trasnacionales del capitalismo planetario extienden sus operaciones de conquista de mercados y de recursos estratégicos dentro de una competencia intercapitalista por la maximización de la rentabilidad.

En resumen, y al margen de la propagada disfrazada de “información objetiva” que entrecruza las líneas del conflicto del Cáucaso, la realidad “verificable” indica que:

La guerra económica entre Rusia y la sociedad USA-UE (una guerra originada por la supervivencia y la rentabilidad económica), ya transita peligrosamente por las fronteras de un conflicto militar con un efecto dominó de alto espectro en Eurasia y Medio Oriente.

Esa realidad, “verificable” en las imágenes y en los acontecimientos, muestra que hay un plano simultáneo entre las operaciones político-diplomáticas de ambos bandos para posicionarse y ganar la guerra sin disparar un solo tiro, y un imprevisto siempre latente de que las máquinas de matar alineadas en el Mar Negro se disparen fuera de la voluntad de los oponentes.

Como dicen los expertos: Donde hay un arma siempre hay un disparo.

[goodbye]apocalipsis[/goodbye]

 

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Author: admin

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