3 de junio de 1999.
[banner=center,http://www.dinapharm.com/store/product_info.php?products_id=104]139779[/banner]
Robin Keene, SCHNS, Communicable Disease Supervisor.
Manatee County Health Department.
[postpic=center]91620[/postpic]
Querida Sra. Keene:
Por favor, acepte mi dimisión como empleado del Departamento de Salud, efectiva dos semanas a partir de hoy, el 17 de junio de 1999.
Tras meses de lucha y de intensa investigación, lamento no poder continuar cumpliendo los requerimientos mandatados por la Salud Pública para cubrir este puesto con buena conciencia. Como sabe, durante el año pasado he investigado material científico que pone en cuestión las bases mismas de la respuesta de la Salud Pública al SIDA. Después de una cuidadosa evaluación, considero que no puedo continuar promoviendo la Educación sobre el VIH/SIDA ni la aplicación de los tests de VIH como ordena el Departamento de Salud del Estado de Florida. Además, no puedo presentar la educación sobre el SIDA de acuerdo a las instrucciones de la Salud Pública. Si lo hiciese, estaría violando mi propia consciencia puesto que estas instrucciones reconocen y promueven una única opinión científica respecto de la causa del SIDA.
Después de una cuidadosa investigación, es lamentablemente claro que ha existido un cisma en la investigación sobre el SIDA desde el políticamente cargado anuncio del Dr. Robert Gallo al mundo de que el VIH es la probable causa del SIDA (1984). Desgraciadamente, sólo una parte de los datos científicos han sido puestos al alcance del público. Esta parte es con mucho la más poderosa, respaldada por los depósitos financieros de las agencias del gobierno federal, como los CDC y los NIH, que financian la mayoría de campañas de información y de los programas de investigación. Esta ciencia dominante es promocionada e incluso manipulada por los gigantes farmacéuticos, que tienen un motivo obvio de beneficio. El sistema de Salud Pública y las compañías farmacéuticas son la principal fuente de información sobre el SIDA para los proveedores de cuidados de salud, y limitan su información a tan sólo una parte del debate científico, ignorando e incluso suprimiendo la investigación científica contraria. Ayudado por unos medios de comunicación complacientes, el Servicio de Salud Pública ha hecho todo para silenciar las opiniones científicas contrarias, y en consecuencia ha negado a la población su fundamental derecho a un consentimiento informado.
Por la presente retiro mi participación de lo que un día puede ser visto como la mayor violación del principio de consentimiento informado en la historia de la Salud Pública.
Muy sinceramente
Mark Pierpont
Coordinador del Programa de Prevención sobre el VIH/SIDA.
Copia a:
Dr. Gladys Branic, Director, MCHD.
Alice Gross, Nursing Director, MCHD.
Wayne Walker, Human Resources, MCHD.
Lisie House, HIV/AIDS Program Coordinator, Area 6.
[goodbye]apocalipsis[/goodbye]