El sistema fuera de control: Se paraliza el mercado global de financiación

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Tras el derrumbe bursátil mundial en cadena del “lunes negro” los mercados globales del dinero entraron en pánico. Consecuencia inmediata: El dinero se “volatilizó” y desapareció de las plazas financieras. Los bancos centrales salieron a inyectar “liquidez” en mercados “secos” aquejados de paranoia y de furia “vendedora”, pero tampoco alcanzó para tranquilizar los espíritus. La consigna, coinciden analistas de Wall Street, es tomar el efectivo (bancario o accionario) y huir rápido hasta que pase el terremoto. También, dicen los expertos, jugó otra consigna entre los inversores: “Ya no creo en los bancos”.

Estalló la confianza en los grandes bancos y nada volverá a ser lo que era en Wall Street. Depresión y colapso juntos, miedo y conmoción, hicieron que el dinero se evaporara del circuito financiero creando un efecto previsible: Tasas de interés a corto plazo disparadas y paralización del crédito interbancario. “Poco dinero y caro”: Certificaban los operadores. La onda de “iliquidez”, proyectada desde USA y Europa, ya se expandió como un virus por los mercados “emergentes” y “periféricos” a escala planetaria, poniendo un peligros cartelito de moda: “Fin del crédito”. Que es como decir: “Fin del crecimiento”, o “fin del consumo”.

Fuera del Imperio (en la periferia) los gobiernos tomaron nota: Fin del crédito = Achicamiento del consumo = Aceleramiento de la inflación = Crisis de la economía real.

Desde Wall Street a Londres, pasando por Tokio y Pekin, la consigna es una sola: “No hay plata”, y si la quiere páguela cara. Los mercados están “secos”, y como están las cosas, dicen los especialistas en Wall Street, difícilmente volverán a mojarse. Cuando mucho -sostienen- podrán ponerse “húmedos” por un ratito para luego volver a secarse. Pasamos de la “volatilidad” de los mercados a la “volatilidad” del dinero.

¿Se cae el Imperio financiero capitalista? Para nada: Solo está guardando el dinero y comprando barato entidades pulverizadas por la crisis. Algunos “compran”, otros venden” y otros se “fusionan” para sobrevivir o salvar la rentabilidad, es la conclusión de los que saben de sionismo capitalista aplicado en alta escala. Y todos ponen el dinero a dormir el sueño de la plusvalía. La plaza está “seca”.

Y surge claro un axioma: Las “crisis” del capitalismo no las pagan los capitalistas sino las sociedades que viven dentro del capitalismo. Paralización del mercado global de financiación: Recesión mundial, suba de precios, devaluación del salario y multiplicación de la pobreza = Huelgas y estallidos sociales planetarios a corto plazo. En Wall Street solo leen un título: Se paraliza el mercado global de financiación y el sistema (por ahora) está fuera de control.

Los mercados de financiación, pieza crucial del sistema financiero mundial, se paralizaron el martes.

Mientras los bancos entraban en pánico sobre cómo serían afectados por los problemas en American International Group Inc. y Lehman Brothers Holdings Inc., las tensiones en los mercados de los que dependen para conseguir préstamos alcanzaron niveles no vistos desde que empezó la crisis de crédito hace más de un año.

Pese a los esfuerzos de los bancos centrales por mantener el flujo de liquidez, las tasas de interés a corto plazo se dispararon y los bancos se rehusaron a prestarse entre ellos.

En una señal del declive de confianza, la tasa interbancaria de referencia para préstamos a un día de Londres, o Libor, se más que duplicó, alcanzando la mayor alza de su historia.

Grandes bancos como J.P. Morgan Chase & Co., Credit Suisse Group y UBS AG reportaron costos de 7% en dólares para los préstamos a un día, comparado con un 3% tan sólo un día antes. La Libor de más largo plazo también subió, algo que podría aumentar los pagos de miles de millones de dólares en hipotecas y préstamos a empresas ligados a esta tasa.

Mientras sus acciones caían, los bancos tomaron el inusual paso de negar problemas de liquidez. El suizo UBS, batallando contra una caída de 17% en su acción, refutó un reporte de un analista e informó que su exposición a Lehman supondría una pérdida manejable de US$300 millones.

Las tensiones reflejan el impacto que una quiebra de AIG podría tener sobre bancos y mercados financieros. La aseguradora estadounidense es una de las principales participantes en el mercado de US$62 billones (millones de millones) de CDS, o los seguros contra las cesaciones de pagos que usan los bancos y otras entidades. Si AIG colapsara, esos seguros podrían perder todo su valor y provocaría miles de millones de dólares en pérdidas para los bancos.

Las preocupaciones sobre AIG están aumentando las probabilidades del desenlace temido por los mercados. Ya han hecho aumentar marcadamente el costo de otros tipos de seguros.

Eso fuerza a aseguradoras como AIG a inyectar más capital como garantía de que pagarán si ocurre una cesación de pago. La demanda adicional de efectivo exacerba la presión sobre el mercado monetario. AIG ha batallado para captar entre US$70.000 y US$75.000 millones de los bancos para poder cumplir con sus obligaciones, según fuentes al tanto.

La profundidad de los problemas del mercado monetario quedó clara cuando la Asociación de Banqueros Británicos publicó los costos de préstamos de la Libor .

La Libor a un día subió de 3,10625% a 6,4375%. La Libor a tres meses en dólares subió de 2,816% a 2,876%. Los bancos centrales en todo el mundo proveyeron decenas de miles de millones de dólares en fondos de corto plazo a los bancos.

El Banco Central Europeo inyectó 70.000 millones de euros (US$99.900 millones), más del doble de su inyección del lunes. El Banco de Inglaterra ofreció 20.000 millones de libras esterlinas (US$35.900 millones) extra. En Estados Unidos, la Reserva Federal eligió no bajar tasas de interés, pero inyectó US$70.000 millones en el sistema bancario.

Por Carrick Mollenkamp, Mark Whitehouse y Neil Shah – The Wall Street Journal

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Author: admin

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