Arrancó con fuerza el Barça en la segunda mitad. Los azulgranas, heridos, ofrecieron un leve esbozo de su otra versión, su mejor cara. La reprimenda de Rijkaard en el descanso sirvió para engrasar la máquina.
El islandés, debutante en Liga, se convirtió en el protagonista de la fase crítica del encuentro. Primero, al lanzar a las nubes una clamorosa oportunidad. Poco después, ’Guddy’ reavivaba el ’espíritu Larsson’ con un derechazo que significaba el 2-3 y sentenciaba la partida. Excesivo premio para un equipo que vence, pero que no convence.