Lo de Obama no viene fácil: Se derrumba en las encuestas, sus políticas ya movilizaron el fin de semana una manifestación masiva en su contra en Washington, los republicanos (y algunos demócratas) boicotean en el Congreso por “socialista” su proyecto clave de reforma de la salud, organizaciones civiles y de derechos humanos que lo apoyaron ahora lo critican por su continuismo con las políticas belicistas y “antiterroristas”
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IAR Noticias
Carter dice que lo critican por “ser negro”, los sectores ultra conservadores lo acusan de “inútil e irresponsable” y de poner en riesgo la seguridad de EEUU, los halcones israelíes lo acusan de “peligrosa blandura” con Irán y el islamismo fundamentalista, aumenta el rechazo y el cuestionamiento interno a las ocupaciones de Irak y Afganistán, la prensa mundial ya no lo trata como la reencarnación democrática del “nuevo sueño americano”, su mujer (y él mismo) se ha convertido en un ícono de la farándula y de la moda, y mientras el presidente negro, se muestra (al menos en el discurso) “demócrata y progresista”, hacia adentro, su política exterior se tiñe cada vez más con la “guerra contraterrorista” heredada de Bush.
Estados Unidos a 2 meses del colapso con Obama al frente[/h3]
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Los economistas y los gobiernos de todo el mundo están confirmando los hallazgos del [url=http://www.prisonplanet.com/russian-professor-collapse-of-america-could-begin-in-two-months.html]Profesor Igor Panarin quien está advirtiendo que el colapso de los Estados Unidos está a poco menos de dos meses de ocurrir luego del cierre del ciclo fiscal en ese país y justo cuando Obama se convierte en el [url=http://www.ft.com/cms/s/0/7d0c7a3a-9ca4-11de-ab58-00144feabdc0.html]primer Presidente de los Estados Unidos en la historia en presidir el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, con lo que además se confirma el tan temido Ciclo de Tytler para los Estados Unidos.
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Las agencias internacionales, citando fuentes del Departamento de Justicia de EEUU, informaron este miércoles que el presidente Barack Obama considera extender tres disposiciones de la Ley Patriota contra el “terrorismo” promulgada durante el anterior gobierno de George W. Bush.
Añadieron que esas disposiciones tienen que ver con el acceso de las autoridades a archivos empresariales, escuchas telefónicas de presuntos “terroristas”, así como otras interceptaciones de comunicaciones.
En una carta dirigida a Patrick Leahy, presidente del Comité Judicial del Senado, el secretario auxiliar de Justicia, Ronald Weich, indicó que el Gobierno está dispuesto a considerar medidas adicionales de protección de la privacidad “siempre que no debiliten la efectividad de estas importantes” disposiciones.
Fuentes legislativas indicaron que el legislador respondió que es importante que tanto el Gobierno como el Congreso “trabajen de manera conjunta para garantizar la protección de la seguridad nacional y nuestras libertades civiles”.
De esta manera Obama, cuya administración congeló las investigaciones a la CIA por torturas de prisioneros, amplía y complementa la política interna de seguridad heredada de la administración Bush, que incluye la formación de tribunales especiales para juzgar a sospechados de “actividades terroristas”.
La Ley Patriota ha sido criticada por grupos de defensa de los derechos humanos así como por grupos liberales y conservadores que han denunciado que otorga a las autoridades “facultades excesivas para inmiscuirse en la vida privada de los ciudadanos”.
El cuerpo legal fue promulgado en el marco de la lucha contra el terrorismo lanzada tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, y sirvió de justificación doctrinaria para la planificación y ejecución de las invasiones y ocupaciones de Irak y Afganistán.
También se sostiene que la administración Obama mantiene vigente el sistema de “alarma antiterrorista” de colores que van desde el verde, que señala el menor nivel de ataque, al rojo que indica una amenaza grave.
El sistema de alarma ha sido ridiculizado por los cómicos de la televisión, y algunos legisladores denunciaron que constituyó un “instrumento de manipulación” utilizado por el pasado gobierno del presidente Bush.
Contraataque en Afganistán[/h3]
Mientras tanto, y según la prensa estadounidense, Obama y sus asesores estudian un replanteo ofensivo de su estrategia militar en Afganistán donde los talibanes, además de producirles bajas diarias a las fuerzas ocupantes, ya ocupan áreas cercanas a Kabul.
De acuerdo con The Washington Post, el formidable avance talibán y el “fraude electoral” en Afganistán, complicó extraordinariamente la estrategia de la Casa Blanca, a punto tal que ahora el anuncio de aumento de tropas genera fuertes resistencias en el Congreso y entre la opinión pública.
El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de EEUU, almirante Mike Mullen, señaló en una presentación en el Senado, que “una adecuada actuación de contrainsurgencia probablemente requerirá el uso de más fuerzas”.
Por su parte, el jefe de las operaciones en Afganistán, general Stanley McChrystal, y el mismo secretario de Defensa, Robert Gates, coincidieron en esa necesidad, con los asesores de Obama, y se espera que el jefe del Pentágono haga la solicitud formal al Congreso en cualquier momento.
En sintonía con los planteos de endurecimiento militar de los altos mandos, en declaraciones publicadas este miércoles por The New York Times, Obama reconoce por primera vez la necesidad de reconsiderar su estrategia actual y enviar más refuerzos militares a Afganistán.
“El peligro de sobreactuar sin tener claros los objetivos y sin un fuerte apoyo del pueblo norteamericano, es algo en lo que pienso constantemente”, dijo Obama al Times.
En tanto, el apoyo a la guerra de ocupación (tanto en Irak como en Afganistán), se cae mientras predominan cada vez más las críticas y el rechazo entre la sociedad estadounidense.
De acuerdo con una medición difundida el lunes por la CNN, un 58% de los ciudadanos se opone a la guerra en Afganistán y solicita el regreso inmediato de las tropas.
Según los realizadores de la encuesta, las dificultades para derrotar a los talibanes y la lentitud (si no retroceso) con el que se conduce el proceso de “estabilización política”, han generado frustración entre la opinión pública y han hecho que la ocupación de Afganistán “se parezca cada vez más a la de Irak”.
Varios de los más influyentes legisladores demócratas se encargaron de advertir a la Casa Blanca que, en estos momentos, no cuenta con respaldo en el Capitolio para aprobar un aumento de tropas.
Carl Levin, el presidente del comité de Fuerzas Armadas del Senado, solicitó a Obama que, antes de pedir más fuerzas, ofrezca “pruebas de mejores resultados en la creación de un ejército afgano solvente”.
La opinión de Levin es respaldada por otros influyentes congresistas. “Creo que por ahora el envío de más tropas no sería lo adecuado”, señaló Dick Durbin. “En este momento, tenemos que hacer lo que dice Levin, mejorar sobre el terreno y ayudar a los afganos a que lleven estabilidad a su propio país”, añadió.
Por su parte, la presidenta del comité de Inteligencia del Senado, Diane Feinstein, propuso fijar una fecha límite para la presencia de soldados norteamericanos en Afganistán, argumentando el peligro de extender su presencia en un país inestable y “dudoso”.
Actualmente el Pentágono cuenta con 62.000 efectivos en Afganistán, y se pretende llevar esa cifra hasta los 68.000 a finales de 2009.
Según el alto mando estadounidense, el entrenamiento de oficiales y soldados del ejército colaboracionista afgano avanza muy lentamente y sus tropas no alcanzan el standard para contener la creciente ofensiva de los rebeldes talibanes, que según un informe reciente, ya controlan alrededor de un 70% del país.
El Pentágono estima que las fuerzas colaboracionistas necesitan un mínimo de cinco años para poder reemplazar a las fuerzas de EEUU y de la OTAN que hoy permanecen asediadas por la ofensiva talibán.
Ante la reticencia de los socios europeos de la OTAN a aumentar su contribución, los altos oficiales del Pentágono argumentan que sólo el despliegue de una fuerza norteamericana de grandes proporciones disuasorias puede contener la ofensiva de los talibanes y restablecer el predominio de la Alianza en Afganistán. En otras palabras, hay que reforzar ahora para retirarse antes, como ocurrió en Irak.
La Unión Europea, por su parte, en una reunión de sus ministros de Exteriores, analizó esta semana en Bruselas el escenario político en Afganistán y discutió un posible cambio de estrategia en el país ocupado.
En la reunión se estudió la iniciativa lanzada por los mandatarios de Francia, Nicolas Sarkozy; Alemania, Angela Merkel; y Reino Unido, Gordon Brown, de convocar una Conferencia Internacional sobre Afganistán en la que podría comenzar a perfilarse un calendario para salir del país.
Algunos influyentes senadores republicanos, entre ellos John McCain (el ex rival electoral de Obama) y Lindsey Graham, junto con el independiente Joe Lieberman, firmaron el domingo un artículo en el que alertaron que “más tropas no garantizarán el éxito en Afganistán, pero no enviarlas es una garantía de fracaso”.
En medio de la polémica, y según The Washington Post, Obama ya ha tomado posición por un incremnto de tropas dentro de un rediseño más duro de la estrategia de ocupación.
Para Obama (como lo fue para Bush) contener al “terrorismo talibán” resulta esencial para prevenir un nuevo “ataque terrorista” sobre EEUU.
La semana pasada, antes del acto de recordación del 11-S, el gerente de turno del Imperio prolongó el estado de “emergencia nacional contra el terrorismo”, argumentando la continua “amenaza de ataques” contra el país norteamericano.
“Dado que la amenaza terrorista sigue vigente, el Gobierno y las autoridades hemos decidido que el estado de emergencia debe continuar más allá del 14 de septiembre de este año”, declaró el gerente de la Casa Blanca en un comunicado.
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