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La guerra militar y la guerra económica-diplomática: Son los dos frentes de conflicto que presenta claramente el escenario evolutivo (que cambia hora a hora) del enfrentamiento de Rusia con el bloque USA-UE. (Ver: El conflicto del Cáucaso y la información. ¿Cuándo empieza la guerra? ).
De como se configuren finalmente esos frentes en el tablero, dependerá si la resolución (el desenlace) es pacífica o armada.
El detonante de la guerra es económico (la batalla es por el control del corredor energético euroasiático, más precisamente del gas y el petróleo de Asia y el sur del Caspio) pero el desenlace, si estalla finalmente el frente diplomático, será inevitablemente militar.
En el Kremlin -subrayan analistas rusos- la cuestión está clara, Moscú militarizó su estrategia y juega a una “simultánea” en ambos frentes: El Kremlin, con su accionar en Georgia y frente a la OTAN, ha demostrado claramente que sus desafíos militares no son palabras sino hechos.
¿Hasta dónde llegará Moscú?, es difícil predecirlo pero hay una pista: El Estado Mayor militar ruso estaría a punto de cursar una medida de “limitación del ingreso” de naves o aviones armados “extranjeros” en el espacio aéreo, marítimo y terrestre de Georgia, según rumores de fuentes oficiales que circulan en Moscú.
Cualquier medida en ese sentido, sería una especie de institucionalización” de la militarización del conflicto del Cáucaso y obligaría a la OTAN a “sincerar” y mover las piezas de su flota cargada con misiles nucleares en el Mar Negro.
Como dicen analistas rusos: En el Mar Negro no se juega con pólvora sino con fisión nuclear.
El viernes la dupla Putin-Medvedev lanzó su sexta jugada estratégica (Ver Se aproxima otro desenlace en la “guerra energética”): Osetia del Sur y Abjasia se convertirán en enclaves militares de Rusia que instalará en esas provincias sendas bases militares.
Georgia anunció su ruptura con Rusia y EEUU y la Unión Europea acusaron el golpe: El bloque USA-UE endureció el lenguaje pero todas las medidas propuestas chocan con las divisiones internas y las presiones de Rusia a Europa.
Moscú es una “llave gasífera-petrolera” de Europa, y difícilmente el Consejo Europeo, cuando se reúna el lunes en Bruselas, podría articular las duras medidas de sanciones económicas que propone Washington.
Moscú ya se adelantó a la jugada: El viernes el Kremlin le advirtió a la UE que podría suspender el suministro de petróleo a Europa.
Además, con su control militar sobre Georgia, Rusia “partió al medio” el vital oleoducto BTC que alimenta a Europa con el petróleo del Caspio, y Moscú se reserva una carta en la manga: Si Europa avanza en las sanciones económicas, el petróleo del Caspio puede no pasar de Georgia.
Se trataría -de ser instrumentada- de una medida sin precedentes históricos solo comparable a las advertencias de Teherán de bloquear el Estrecho de Ormuz, por donde pasa más del 40% de la producción petrolera mundial, en caso de ser atacado.
Se trata sin lugar a dudas de la utilización de la herramienta gasífera-petrolera (vital para el funcionamiento global del sistema capitalista) como un recurso de guerra.
El Kremlin -dicen las fuentes oficiales- decididamente ha resuelto poner en escena al “arma energética” como instrumento de presión bélica.
La semana que viene es decisiva: En Bruselas -el lunes- se define si prospera uno de los frentes del contraataque USA-UE: El aislamiento económico y diplomático de Rusia.
Esa cumbre europea, estiman en Moscú, podría marcar el comienzo de un nuevo escenario en el Cáucaso.
Si hay sanciones seguramente Moscú activará el “arma energética”: El tercer frente de guerra de Putin.
Y con la OTAN y la flota rusa casi rozándose en el Mar Negro comienza a crecer el protagonismo de un actor no invitado: El fantasma nuclear.
Rusia (está probado) va a fondo: USA y la UE recién se están “desperezando”. Por obra de las circunstancias (y forzados por la estrategia interactiva de Rusia) EEUU y la UE tendrán que acudir tarde o temprano al lenguaje que maneja Moscú: El lenguaje militar.
La semana que viene es decisiva: Si ingresa en escena el tercer frente de guerra de Putin (el “arma energética”) terminará de redondearse la militarización del conflicto del Cáucaso.
Y podría comenzar otro estadio del conflicto: La escalada militar.
Y Moscú y USA-UE lo saben: Una escalada militar del conflicto en el Cáucaso tiene casi asegurada la irrupción de dos nuevos actores estrella: Irán y los precios del petróleo.
Ese es el punto que media entre el apocalípsis y la guerra negociada.
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