La Rosa Roja

Caminaba un día por la calle, cuando observé como unas nubes

oscuras se juntaban en el cielo, y vi luego como la lluvia empezó a

caer, rápidamente busqué refugio, al mismo tiempo que la suave lluvia

se convertía poco a poco en tormenta.

Encontré refugio bajo una cornisa, a la entrada de una casa, en

el momento en que la tormenta caía con más fuerza y estruendo. Ví

entonces una pequeña rosa roja, golpeada y encorvada por las grandes

gotas de agua que constantemente le azotaban; y a pesar de esto no se

rompía, sino que soportaba con increíble resistencia el gran embate de

la lluvia y cada uno de sus golpes; manifestado en grandes y pesadas

gotas de agua.

Me sorprendí al ver como a pesar del viento y lluvia, la pequeña

rosa roja soportaba el gran castigo, sin ceder ni un ápice. En muchos

momentos, pensé verla caer, derrotada por la furia del agua, mas sin

embargo, volvía a enderezar su ya doblado tallo por la lluvia.

Al pasar la lluvia, y ver como el sol salía de entre las oscuras

nubes, noté con asombro como la pequeña y frágil rosa roja, estaba aún

en su lugar, con su tallo erguido hacia el cielo, mostrando con orgullo

sus bellos pétalos rojos, en señal de su victoria ante las fuerzas de

la misma naturaleza, a la cuál pertenece.

Esto me hizo reflexionar acerca de mi vida; pues al recordar como

la indefensa rosa luchaba por seguir en pié ante la tempestad, y

después de observar cuán dura había sido su lucha, me recordó las

dificultades que había tenido en mi vida, y de como muchas veces, había

sentido que ya no podía mas, pero al ver la rosa roja, en pié y

victoriosa, recordé aquel pasaje de la biblia, donde Jesús nos dice que

nosotros valemos mas que las flores del campo y los pajarillos del

cielo, y pensé: “Si Jesús dió fuerza a esa pequeña rosa roja para pasar

la tempestad; por qué he yo de temer a las adversidades?, pues si Jesús

no dejó que esa rosa que no ama, no camina y no tiene razón soportara

la tormenta, cuánto mas cuidará de mí, hijo de Dios y heredero de la

vida eterna?”.

Desde entonces no dejo que nada me asuste, atemorice o desanime,

y cada vez que siento desfallecer; recuerdo aquella pequeña rosa roja,

la cuál me mostró cuánto valgo y lo duro que he de pelear en este

mundo, pero también recuerdo el amor que me tiene aquel que dió fuerza

a la rosa, para que pudiera resistir…Gracias Jesús! por ayudarme a

resistir.
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Author: admin

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