Las Guerras Inter-Capitalistas del Eje USA-Europa-Israel por el Control de Irán

En Irán (a diferencia de lo que informa y analiza la prensa del sistema) no hay un enfrentamiento por un resultado electoral, sino que se utiliza el resultado electoral para dirimir un conflicto más profundo que, por su importancia estratégica, trasciende las fronteras de Irán. Por las líneas fronterizas de Irán hoy se escriben a corto plazo los ejes matrices de un desenlace internacional de la guerra intercapitalista por el petróleo y los recursos estratégicos.”Reformistas” y “fundamentalistas” son sólo piezas funcionales de ese tablero en Irán.

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Por Manuel Freytas

Como ya lo advertimos: El enfrentamiento interno no es solamente una pelea por el control político, sino que es una guerra excluyente entre dos sectores del poder que sólo va a terminar cuando uno suprima al otro, y viceversa.

En primer lugar: Las líneas matrices del enfrentamiento y la división no nacen de la calle, sino que surgen del propio seno del régimen republicano teocrático y se proyecta como una cadena divisoria con consignas, banderas y radios de acción en la sociedad iraní.

La división y el enfrentamiento entre “reformistas” y “fundamentalistas” en la sociedad iraní (que sólo la contención militar impide que ambos sectores lleguen a un enfrentamiento armado) parte de las cúpulas, donde un sector (el que expresa a los “reformistas” en el entorno de los ayatolas) busca claramente una línea de acercamiento negociador con EEUU y las potencias occidentales, y el otro sector (que expresa la estructura de poder en manos del ayatola Jamenei) desafía el poder de las potencias, amenaza la supervivencia de Israel e intenta proyectar a Irán como potencia nuclear.

Lo que hoy está sucediendo en Irán tiene una importancia estratégica fundamental para el destino del planeta por dos razones principales:

A) Desde el punto de vista geopolítico y militar estratégico, Irán está alineado dentro de uno de los ejes (Rusia-China-Irán ) que disputa una guerra (por ahora fría) por el control del petróleo y de los recursos estratégicos del planeta con el eje occidental EEUU-Unión Europea.

.B) Desde el punto de vista geoconómico, Irán es un jugador clave en el tablero de la guerra por el control de los recursos energéticos del denominado “triángulo petrolero” Eurasia-Cáucaso-Medio Oriente.

El entramado estratégico de las redes energéticas del eje Eurasia-Cáucaso-Medio Oriente (más del 70% de las reservas mundiales) define no solamente el destino del planeta a corto y mediano plazo sino que también define si el planeta va a llegar a su destino vivo o muerto.

Las potencias que no cuenten en un corto plazo con petróleo, gas y recursos como el agua y la biodiversidad (los grandes pulmones verdes) hoy contaminados y amenazados de extinción, tienen pocas posibilidades de supervivir.

Esta es la razón principal que impulsa una guerra intercapitalista (por ahora larvada) entre el eje de potencias emergentes, por un lado, y el eje de las potencias hegemónicas occidentales, por el otro.

Este escenario (con desenlace en un corto plazo) convierte a Irán en un país clave para el futuro inmediato del sistema capitalista donde las potencias buscan posicionarse para supervivir en un planeta donde el petróleo y los recursos estratégicos se agotan.

Un nuevo estallido militar de la guerra energética, tanto en el Cáucaso (con Rusia como protagonista) como en Medio Oriente va a tener a Irán como un protagonista central.

Por las líneas geopolíticas de Irán, se trasmiten y retransmiten los teatros de conflicto que atraviesan la escala comprendida entre Eurasia y Medio Oriente, cuyos desenlaces impactan directamente en las fronteras energéticas ubicadas entre el Mar Caspio y el Golfo Pérsico, las llaves estratégicas del petróleo y la energía mundial.

Irán, un gigante que comparte fronteras con Irak, Turquía, Afganistán y Pakistán, que limita al noreste con el Mar Caspio y toca al suroeste sus fronteras con el Golfo Pérsico, se convierte en la caja de resonancia estratégica de cualquier conflicto que estalle en el Cáucaso o en los corredores euroasiáticos del gas y petróleo.

Tanto Pakistán (un gigante islámico con poder nuclear) y Afganistán (dominado por un conflicto armado con los talibanes) conforman una llave estratégica para el dominio y control militar del llamado “triángulo petrolero” (Mar Negro-Mar Caspio-Golfo Pérsico), donde se concentra más del 70% de la producción petrolera y gasífera mundial, un elemento clave para la supervivencia futura de las potencias capitalistas del eje USA-UE.

Irán, que controla el Estrecho de Ormuz, por donde pasa el 40% de la producción mundial petrolera, además -con su posibilidad de tener un bomba nuclear- pone en peligro la supervivencia del Estado de Israel y la supremacía del control económico, geopolítico y militar estratégico del poder imperial USA-UE en la decisiva región del Medio Oriente y del Golfo Pérsico.

Así como Rusia representa para el eje USA-UE la “barrera” geopolítica y militar a vencer para la conquista de Eurasia y de sus recursos energéticos (vitales para la supervivencia futura del eje USA-UE), Irán es la piedra que hay que remover para complementar el control sobre las rutas y las reservas energéticas del Medio Oriente.

En estas líneas matrices, y no como resultante de una disputa electoral, hay que buscar la resolución de la trama y el desenlace del conflicto iraní que la prensa internacional y sus analistas presentan como una pelea electoral en “fundamentalistas” y “reformistas”.

En Irán (a diferencia de lo que informa y analiza la prensa del sistema) no hay un enfrentamiento por un resultado electoral, sino que se utiliza el resultado electoral para dirimir un conflicto más profundo que, por su importancia estratégica, trasciende las fronteras de Irán.

En el tablero iraní (como razón de fondo) se disputa una proyección de la guerra energética trasladada al escenario del control del poder interno que controla la República Islámica de Irán.

Pongamos blanco sobre negro: El que controla el poder en Irán, controla las decisiones y el alineamiento internacional del gigante islámico en el teatro de la guerra intercapitalista por el petróleo y los recursos estratégicos.

Y hoy, ese poder está en manos de los ayatolas de Jameini (el máximo Guardián de la Revolución Islámica), que plantean un abierto desafío a la supervivencia del eje occidental sionista EEUU-Unión Europea-Israel.

Por lo tanto, y por razones obvias, cualquier movimiento de desestabilización interna del actual régimen iraní y del gobierno administrado por Ahmadineyad (como el que se ejecutó con las protestas callejeras) impacta en beneficio de EEUU y de las potencias occidentales que intentan que las decisiones pasen a manos de sus aliados pro-occidentales internos.

De manera tal, que la operación del eje USA-UE (utilizando como “caballo de troya” a un sector del poder y de la población iraní) no responde al esbozo de una teoría conspirativa sino a un emergente lógico de la batalla por el control de las decisiones estratégicas del estado islámico dentro del contexto de la “guerra energética”.

En la actual estructura del poder iraní dominado por los ayatolas de Jamenei -y como ya está demostrado por el proceso histórico- son casi nulas las posibilidades de apertura y de una salida negociada del conflicto de Irán con las potencias del eje capitalista USA-UE.

Tampoco se presentan condiciones objetivas para una apertura irrestricta del mercado iraní a los bancos, corporaciones trasnacionales y petroleras que disputan en el centro de la guerra intercapitalista por los recursos estratégicos del planeta.

Por lo tanto, las posibilidades de revertir las decisiones políticas y militares “anti-occidentales” del Irán controlado por el régimen teocrático en manos de los Guardianes de Jamenei, también son casi nulas por la propia dinámica de los intereses estratégicos que persiguen.

En resumen, en el tablero iraní no hay un conflicto político-electoral por el control del gobierno, sino una guerra por el control de las decisiones internacionales del Estado Iraní.

De como se resuelva esa guerra en el escenario interno, dependerá el desenlace y la resolución de los conflictos militares latentes en Eurasia y Medio Oriente, las llaves estratégicas que abren o cierran la posibilidad del estallido de una tercera guerra mundial intercapitalista.

Como se puede apreciar, Irán es algo más que un enfrentamiento electoral entre “fundamentalistas” y “reformistas” como lo presentan los analistas (ignorantes estratégicos) de la prensa internacional utilizados como piezas de la guerra psicológica por la CIA y los servicios occidentales.

En resumen, por las líneas fronterizas de Irán hoy se escriben a corto plazo los ejes matrices de un desenlace internacional de la guerra intercapitalista por el petróleo y los recursos estratégicos.

“Reformistas” y “fundamentalistas” son solo piezas funcionales de ese tablero en Irán.

[goodbye]apocalipsis[/goodbye]

 

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