Qué se puede esperar de un país en el cual los teatros se construyen por altruismo-filantropía a modo de
inmortalizar la memoria de un empresario distinguido – posiblemente de origen español- y que, irónicamente,
desde el punto de vista empresarial, las dimensiones físicas del teatro serían más rentables si éstas se
destinaran a un parqueo, evitándose así la molestia de edificar la infraestructura, si bastase con cercar
el terreno con malla ciclón y echar por allí un poco de grava, pagarle a un ”bachiller” para cronometrar el tiempo
y cobrar la tarifa, regar de vez en cuando el lugar en época seca.
Retomando el marco conceptual de la charla, el altruismo-filantropía aparentemente proviene de la ”responsabilidad
social de la ética empresarial” pero eso no es más que un término moderno técnico-empresarial, no de una
voluntad genuina de un proyecto precursor de las artes comprometido con la educación de la sociedad
en el ámbito cultural e intelectual que le asegure la prosperidad y sostenibilidad en el futuro, que es
fundamental para optar por empleos de calidad y elevar así la calidad de vida y ser en cierta medida un pueblo
un poco más feliz – y solamente un poco-, menos violenta, siempre con problemas, otros, pero ya no los mismos.
En este contexto, el arte y LAS ARTES serían entonces negocios rentables.
”Para ser curador de museo no basta con ser bachiller”.
A nuestro gran benefactor.