El futuro del mundo nos pertenece. Es tiempo de saber que futuro queremos para nuestro planeta, diciendo por nosotros-mismos y por las generaciones futuras. Es tiempo que los ciudadanos dejen de confiar ciegamente en la gestión del mundo por parte de nuestros políticos al servicio de intereses particulares.
Para volver a dar un sentido a la democracia, los ciudadanos deben dejar de ser pasivos y espectadores, como rebano dócil como se quiere que sean. Deben los ciudadanos reflexionar sobre lo realmente quieren y actuar de forma coherente en tanto que consumidores, asalariados, contribuyentes y electores.
Las orientaciones tomadas por la economía, la sociedad, la tecnología, y el medioambiente no son una fatalidad. Sin saberlo, los ciudadanos disponemos de poderosos medios de acción. El sistema de control de los Amos del Mundo es terriblemente eficaz, pero tiene también puntos débiles.
[goodbye]apocalipsis[/goodbye]