En un inmenso mar, se esconden las lágrimas que por ti derrame, en el fondo de la inconciencia intranquila de querer verte, sufri en un instante las dolencias del corazón y del alma.
Siendo su fin hiriente, con un fuego ardiente los latidos de mi corazón anhelan constantemente sentir de nuevo tus brazos, tu cuerpo en aquel infinito beso que marco nuestra existencia para siempre.
Pero ahora la ocasión no es para lágrimas, es para amarte mientras ellas encuentran un rincón donde puedan descansar mientras tu estás a mi lado, fingen no recordar el pasado.
Si la intranquilidad del llanto se vuelve abrumador tratan de agotar todo aquello que evite sentir dolor y demostrarlo mediante ellas.