MUERTE EN VIDA

Al escuchar esta frase, hice la siguiente reflexión: A veces notamos que estamos en un punto en que, si no enterramos las cosas viejas y actuamos con la intención de dejar germinar lo nuevo, los gérmenes de lo común invaden nuestro “terreno”.

Y si nos dejamos “pasar de punto”, sin cambiar de actitud, estaremos literalmente “muertos en vida”. Muchas veces, al escuchar un cassette ó al leer un libro, tenemos la oportunidad de encontrarnos con nuestra propia realidad. Sin embargo, pocas, rarísimas veces logramos que las señales externas nos transformen.

Reflexionando también acerca de la frase “A quien más sabe, más se le exigirá”, me surgió el pensamiento de que mientras no sabemos sobre ciertas cuestiones, no se nos exige nada, salvo una frágil voz interna, que demuestra insatisfacción con respecto a lo que somos o a lo que tenemos. En el momento en que se insertan en nuestro mental conocimientos sobre asuntos superiores, nuestro propio yo interno trata de exigirnos una transformación.

Adelantándonos un poco más, es una especie de juicio final que se anticipa juzgando nuestras acciones en vida. Pero, no sería Dios ni sus ángeles que estarían apuntándonos con el índice y reprochándonos resultados, sino nuestra parte divina, esclareciendo a nuestra personalidad acerca de la necesidad de hacernos cargo de lo que nos corresponde, para así completar el mosaico.

Este mosaico sería como un inmenso bordado, donde cada uno da una puntada. ¿Acaso la puntada que nos corresponde aún está en blanco? ¿No habrá llegado el gran momento de participar del bordado cósmico?

Cada momento es una ocasión de agradecer por lo que recibimos por estar frente a realidades superiores a las que la vida común ofrece. Y esta es una forma eficaz de morir para lo viejo. Paulatina, tal vez demasiado lentamente, pero morimos, pues la presencia de algo superior, a cierta altura de nuestra jornada, es suficiente para comenzar a morir para lo trivial, tanto se desenmascara lo superficial. Y lo que realmente importa comienza a mostrar su rostro – y fuerza – destronando lo que hasta entonces era lo máximo.

Con la intención de buscar lo espiritual, volé como una mariposa que encuentra su alimento en las flores, sin notar que comenzaba a morir para lo viejo que tanto me engañaba. Me di cuenta de que vivir solamente para adquirir estabilidad material, mientras reinaba la inestabilidad emocional, volviéndome frágil, era una información vieja que necesitaba morir. Había llegado el momento de Ser, cuando el “tener” se mostraba obsoleto.

¿Cuántos ricos conocemos que no lloran en su intimidad por la pobreza interna que sienten y por el vacío que no saben cómo llenar?
¡Esto no deja de tener también un significado de “muerte en vida”! Es que la persona se entierra en cosas tan pesadas e ilusorias, que no consigue volar hacia lo inusitado. Y, en vez de brotar, se “abichará”.

¡Todo es ilusión! – ya lo han dicho. Siento una alegría inmensa por saber que existe mucho más allá de la ilusión. Al llegar a ese punto, es como si la mariposa existente en cada uno de nosotros se posase sobre la necesidad urgente de alzar vuelo. Como buscadores espirituales, es sólo en el momento en que estamos seguros de recorrer el camino de retorno cuando el alimento que recibimos se multiplica y vive el milagro de saciar el hambre de otros.

Y un día, cuando se encuentre en otro nivel, esa misma mariposa notará que no necesita ir a las flores para retirar su alimento. Por fin ha llegado la hora de convertirse de nuevo en un gusano, de interiorizarse, de ir hacia la verdadera Fuente. ¡Solamente al morir para el mundo externo y vivir para el interno es cuando se está en el punto de la Muerte en Vida!

Akhenatón Ramadham
San Salvador, El Salvador, América Central

 

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Author: admin

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