La medicina admite que desconoce las causas de muchas enfermedades; entonces, recetar sin conocer, es como disparar sin apuntar.
Cada uno es artífice de su salud. -Refrán
Dios ayuda a quienes se ayudan a sí mismos.
La enfermedad es la salud del microbio.
Gran médico es el que previene la enfermedad y evita su propagación. Medicastro es aquel que intenta suprimir los síntomas que no ha sabido prevenir. -Precepto de la Medicina China
Sé que esto suena muy alarmante pero, sin conocer las causas verdaderas, ¿cómo se intenta una curación? -Dr. Deepak Chopra
LA CAUSA DE TODAS LAS ENFERMEDADES
Todas, absolutamente todas las enfermedades, provienen de una sola causa, primigenia e invisible, que las engloba a todas. Para facilitar nuestro estudio, la representamos con un círculo. Por el momento, diremos que son enfermedades del ser, pero profundizaremos la cuestión en los capítulos finales.
De ese círculo brota un triángulo que representa tres subcausas visibles y lógicas. Esta figura, a la vez que ayuda a la comprensión, origina el símbolo de la Antemedicina.
Todas las enfermedades brotan del origen primigenio por tres causas:
*La manera de vivir.
*La manera de pensar.
*La manera de comer.
Como se puede ver muy claro, los virus, las bacterias, hongos, células cancerígenas, síntomas, etc., no figuran como causas.
Desde hoy, y en el futuro, seguirán existiendo todas las enfermedades, mas no encontrarán cuerpos para enfermar; porque la enfermedad muere cuando el individuo inicia una acción verdadera, decidida y continua.
La esencia que se esconde en este símbolo te devolverá la salud!
El único remedio y el mejor contra todas las enfermedades incurables, el que nunca falla y siempre obra, es: hacer unos cuantos cambios en nuestras vidas.
No esperes milagros… ¡Hazlos! -Gonzalo Arango
CÓMO DERROTAR CUALQUIER ENFERMEDAD
Muy fácil: conociendo cómo se originó. En medicina se han realizado miles de estudios acerca de la aparición de las enfermedades, una a una; y cada día aparecen más estudios con nuevos conceptos.
La Antemedicina descubrió que sólo existen tres motivos únicos causantes de todas las enfermedades; éstos se requieren juntos para fabricar la enfermedad, uno solo no causa los problemas.
Para su mejor entendimiento, comparamos la enfermedad con un edificio. Para que éste se haga realidad, se tiene que:
*Despejar o preparar el terreno donde se va a construir.
*Elaborar los planos
*Dar la orden de ejecución.
Cumplidos estos tres requisitos aparece el edificio. En nuestro cuerpo ocurre igual pero el edificio es el tumor, el glaucoma, el microbio, es el hueso sin calcio, es la enfermedad, es el dolor, es la muerte…
La forma de comer es siempre la encargada de preparar el terreno y deja el organismo despejado para que se construya la enfermedad en cualquier momento.
La forma de vivir elabora los planos. Muchos creen que la enfermedad es un fruto caótico y desorganizado y, aunque se debe a una desarmonía en el cuerpo, la enfermedad obedece a planos muy complejos elaborados por los dos cerebros del organismo: el que se encuentra en la cabeza y el sistema inmunológico, el cual es otro cerebro inteligente que se encuentra en estado circulante en la sangre.
Así como en la selva el león y el tigre escogen inteligentemente a la víctima más débil, los dos cerebros determinan el órgano donde se va a centrar el edificio de la enfermedad y, de antemano, esos dos cerebros ya “saben” lo que va a ocurrir.
La Antemedicina no enfatiza en los planos que vienen en la herencia (genética) por el hecho de que no podemos cambiar de padres o de abuelos. La Antemedicina está determinada a curar “enfermedades incurables” y no a encontrar excusas para decirle al paciente que los causantes de su enfermedad fueron sus progenitores decapitándole por este hecho la esperanza la cual es una subpotencia para curar.
La Antemedicina señala el factor genético como el plano de la enfermedad; pero si el terreno no se despeja y no se da la orden no hay enfermedad. Esto lo demuestra que no todos los miembros de una misma familia desarrollan las enfermedades que sufrieron sus padres o abuelos.
Si una persona ya tiene el terreno preparado y los planos listos, falta la orden para que aparezcan los síntomas y luego la enfermedad en sí. La orden la da finalmente la mente de la persona cuando sufre un choque emocional, el cual encaja en la forma de pensar.
Un problema de negocios, un disgusto en su hogar, un fracaso amoroso, etc., cualquier alteración emocional que inmediatamente desorienta el sistema inmunológico, constituyó la orden de enfermar a cualquier persona que tiene el terreno preparado y los plastos listos.
Ya sabemos por qué a unas personas las enferman los problemas, la alimentación, la forma de vivir, y a otras no. La evidencia es que se requieren las tres condiciones juntas para que se fabrique el edificio de la enfermedad.
En cuanto al órgano o parte del cuerpo afectado, y a la clase de enfermedad en sí, es lo de menos. Existen miles de males que están dispuestos a reinar en cualquier parte del cuerpo de la persona que cumpla con los tres requisitos.
Lo anterior explica muy claramente por qué no existen enfermedades sino enfermos. Lo grandioso de la Antemedicina es que descubre las causas de todas las enfermedades y las reduce a tres factores de los cuales basta suprimir uno o dos para que no aparezca la enfermedad y, si ya apareció, basta cortar las tres causas.
No existe enfermedad por encarnizada que parezca que no se aleje pronto. ¿Cómo se cortan de una vez las tres causas?
Muy fácil; poniéndole al mal las doce potencias de frente.
Todo el mundo aspira a una salud perfecta pero no sabe cómo obtenerla. -Séneca
LA MEJOR SOLUCIÓN DE TODAS
En el salón principal de una elegante residencia apareció una fea mancha. La señora dueña llamó al decorador. Éste pintó la mancha y la señora le dijo: ” Eres un excelente decorador: preparaste el color exacto y nada se hecha de ver”
Transcurrieron quince días y la mancha apareció de nuevo. Otro decorador le recomendó a la señora que debía pintar todo el salón con una pintura finísima, de acrílico, de larga duración. La señora aceptó convencida y, aunque a un elevado costo, el salón quedó reluciente. La señora pensó: “Este sí que es un excelente decorador, pues recomienda pinturas muy especializadas.”
Transcurrió un mes y la mancha apareció de nuevo. La señora, desesperada, consiguió un decorador más famoso, y luego otro. Y con todos ocurría lo mismo.
Cierto día llegó un humilde plomero a la elegante mansión y se percató de que, por donde aparecía la mancha, pasaba un tubo de aguas negras que tenía una fuga. Arregló el daño, resanó la pared, pintó, y la mancha nunca más volvió a aparecer.
En el caso anterior observamos que la Antemedicina utiliza, para su comprensión, cuentos tan sencillos como los que relataban las cartillas de estudio cuando empezamos a leer (La Medicina utiliza casos clínicos complejos y muy serios). Dado lo anterior, ya te habrás dado cuenta de la moraleja a la cual condujo este cuento de la lujosa residencia:
* La mansión es el cuerpo biológico.
* La señora es quien manda en el cuerpo: tú
* Los decoradores son los famosos médicos que trataron de disimular la enfermedad sin quitar la causa verdadera.
* Las pinturas especializadas son los medicamentos que no sirvieron.
* El plomero humilde es simplemente la Antemedicina, que poco necesitó para arrancar de raíz la enfermedad.
CIENCIA IRRACIONAL
Ejércitos de cirujanos en todo el mundo cambian a diario corazones, colocan válvulas de plástico, injertan circuitos electrónicos al interior del organismo y robotizan pacientes para inyectarles, a la fuerza y por un altísimo costo, pocos años, algunos meses o hasta días u horas de precaria vida.
Todo esto lo hacen apoyados en la matanza indiscriminada de conejos, gatos, micos, ratones, ardillas, y cualquier animal que escojan para un sacrificio largo y cruel, haciendo sus satánicos ensayos.
Hoy la noticia de moda es el trasplante de corazón de cerdo al cuerpo humano, dada la similitud biológica de los órganos.
Esto es animalizar el cuerpo del hombre para obtener proezas científicas solamente; porque salud no consiguen con esa infamia.
¿Dónde está la ética y el juramento a Hipócrates? ¿Qué hizo la conciencia y la dignidad humana?
Los científicos maquiavélicos que realizan estos macabros experimentos, junto con sus compinches, sé que nunca necesitarán para ellos un trasplante de corazón de cerdo… ya lo tienen puesto.
Un solo médico verdadero ?uno solo- que emprendiera una campaña mundial de cómo conservar un corazón sano durante toda la vida, lo cual es muy fácil, salvaría mil millones de vidas más que la gran manada de científicos carniceros que se dedican remendar corazones, sin garantía, a grandes costos y con consecuencias nefastas. De igual forma para el resto de las enfermedades.
El corazón puede durar 150 años trabajando en perfectas condiciones. Nadie debería morir del corazón. Qué bueno sería que los médicos de hoy le hicieran caso a las palabras del sabio Edison:
”El doctor del futuro no dará medicinas sino que interesará a sus pacientes en el cuidado de su estructura humana, en la dieta y en la causa y prevención de las enfermedades”
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