ONU sirve a Israel y al Sionismo: Victima Igual al Criminal

No es ninguna sorpresa: La ONU es (y ha sido históricamente) una herramienta al servicio de los intereses eventuales del eje sionista USA-UE, que la utiliza tanto para legitimar elecciones en países ocupados militarmente como Irak y Afganistán, para legitimar golpes de Estado presentados como “rebeliones democráticas” en los ex países soviéticos, para justificar matanzas de “población sobrante”, o para calificar de “organizaciones terroristas” a los movimientos nacionalistas que resisten con las armas a la expoliación de su petróleo y de sus recursos naturales por parte de las potencias capitalistas y de los gobiernos cipayos que les sirven.

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IAR Noticias

Detrás de una cara “humanista y democrática”, la ONU es un gendarme político y diplomático feroz del sistema capitalista imperial que, a través de la utilización del Consejo de Seguridad, impone las reglas de juego y las intervenciones internacionales para los que se rebelan contra el statu quo del dominio sionista a escala global. Su último servicio: Nivelar al Estado genocida de Israel (histórico invasor y exterminador del pueblo palestino) en una misma escala de “crímenes de guerra” con las organizaciones de resistencia palestinas que se oponen a reconocerlo y luchan para expulsarlo de los territorios invadidos.

En la primera semana de enero de este año, Israel lanzó una operación de exterminio militar aéreo denominada “Plomo Sólido” en Gaza, de tal magnitud devastadora, que solamente en los primeros cinco minutos mató a más de 400 palestinos, entre ellos mujeres y niños, cuyos cuerpos fueron extraídos de los escombros de los edificios públicos y viviendas aledañas destruidos por los misiles.

La operación de masacre aérea, que luego se complementó con una invasión blindada terrestre, se prolongó por 22 días consecutivos, con Gaza rodeada, sin agua, sin luz, sin combustible, sin alimentos y con su población en estado de catástrofe alimentaria y sanitaria.

La expedición de exterminio contó con el silencio de los gobiernos mundiales (salvo Cuba, Irán, Siria, Venezuela y Bolivia, que lo condenaron), y dejó como saldo -según los datos oficiales- más de 1400 palestinos muertos, entre ellos 300 mujeres y 400 niños, y más de 5.000 heridos.

Ilustrando la desproporción de fuerzas, la resistencia palestina, provista sólo de fusiles, lanzagranadas y cohetes rudimentarios, produjo la muerte de 13 israelíes reconocida oficialmente por el Estado judío.

Gaza, rodeada por aire, por mar y por tierra, fue sometida a un bloqueo económico genocida (cuyo saldo de muertes por efectos colaterales aún es indeterminado), y casi la totalidad de su infraestructura y centros gubernamentales fueron destruidos.

La tragedia humana (silenciada y deformada por las potencias y las grandes cadenas mediáticas) desatada por el exterminio militar israelí en Gaza no se definió en un escenario, sino en tres escenarios simultáneos: A) La masacre militar de civiles, B) La tragedia humanitaria con el bloqueo, C) La guerra asimétrica entre Israel (el agresor) y Hamás (el agredido).

Estos tres escenarios, fueron utilizados (sin éxito) por Israel como herramienta de presión bélica para someter a Hamás y obligarlo a cumplimentar los dos objetivos estratégicos centrales de la operación “Plomo Sólido”: La firma de una tregua y de un acuerdo duradero que asegure el final de los ataques con cohetes a las ciudades israelíes.

Fue, objetivamente, tan alevosa y destructiva la operación militar de Israel, tan evidente la situación de quién asesinaba a mansalva y quién era asesinado, que ante el escenario lógico de los hechos hasta para un un niño de 5 años hubiera estado claro quién era el el asesino y quién la víctima.

Pero, lo que es lógico ante la sola visión demostrativa de los hechos, para las potencias y los gobiernos mundiales que integran la ONU adquiere otro significado: En Gaza no hubo un exterminio militar unilateral, sino una “guerra” entre dos fuerzas con un mismo poder de fuego.

No obstante estar claros los roles del invasor (Israel) y del invadido (el gobierno legitimo de Hamás), y no obstante estar clara la desproporción de fuerzas (ataque de una superpotencia contra una guerrilla que defiende su territorio), para la ONU y las potencias, en Gaza no hubo una operación de exterminio militar indiscriminado, sino una “guerra entre Israel y Hamás”.

Esta es la tesis que trata de justificar el Consejo de “Derechos Humanos” de las Naciones Unidas que condena tanto a Hamás como a Israel por violación de derechos y “crímenes de guerra” durante los sucesos de Gaza en enero pasado.

Con un mandato del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, la llamada comisión Goldstone “investigó” las violaciones de las normas del derecho humanitario internacional que Israel (el agresor) y Hamás (el agredido) pudieron infligir durante las acciones “bélicas” ocurridas en la franja de Gaza entre el 27 de diciembre de 2008 y el 18 de enero de 2009.

El farsesco informe -dirigido por el juez sudáfricano Richard Goldstone- recomienda referir a Israel y Hamas a la Corte Penal Internacional, a menos que se realicen investigaciones creíbles en un plazo de seis meses.

Sin precisar la identidad del atacante y del atacado, las diferencias entre el invasor y el invadido, el informe asegura que hay “pruebas de que los grupos armados palestinos cometieron crímenes de guerra y tal vez crímenes contra la humanidad” al lanzar ataques continuos con cohetes y morteros contra poblaciones israelíes.

Las autoridades palestinas, como primera medida, consideraron infundadas las acusaciones expuestas en el informe contra Hamás, pero expresaron su apoyo a la investigación sobre Israel propuesta por el juez Goldstone.

“De nuestra parte, en base a la nuestra legislación y las recomendaciones Goldstone vamos a efectuar una investigación aunque consideramos que nuestros activistas únicamente resistieron y se defendieron de los ataques de los ocupantes”, subrayó el asesor del gobierno palestino en Gaza Hahmed Yusef.

Como ya sucedió con las campañas mediáticas durante la masacre, hay una categoría central y un punto de abordaje común que guía los objetivos del informe de la ONU que nivela en la misma calidad de “criminales” a Israel y Hamás.

En definitiva, lo que Israel y las potencias buscan es demostrar que en Gaza no hubo un extermino militar de civiles cometido por Israel, sino una “guerra” entre Hamás e Israel, nivelados en la misma capacidad de destrucción y de poder de fuego, aunque uno es una organización de guerrilla urbana y el otro es una superpotencia militar con poder nuclear.

Esto a su vez remite a una segunda categoría de lectura:

En Gaza no hubo una operación sistemática de exterminio militar por aire, por mar y por tierra, de una superpotencia militar contra un pueblo indefenso y una guerrilla en inferioridad de condiciones, sino una guerra entre “iguales”.

Se los equipara a Israel y a Hamás en la misma capacidad de destrucción militar y se omite mencionar quién es el atacante (el invasor) y quién el atacado (el invadido). Además el informe excluye la desproporciona magnitud de la destrucción y los muertos entre ambos bandos.

Lo que genera una tercera categoría de lectura: En Gaza, tanto Israel como Hamás, son culpables de la violencia y de la muerte. Tanto Israel como Hamás matan por igual y en las mismas condiciones. Por lo tanto, lo que hubo fue una guerra con “excesos” por ambas partes.

De esta manera, la ONU, saca a Israel de su rol de potencia imperial agresora, y lava la cara de su operación militar criminal de 22 días consecutivos, y esconde la verdadera naturaleza de la matanza: Terminar con los que resisten a su política de ocupación en Gaza.

Israel fracasó con la operación “Plomo Fundido”, pero la ONU, servil como de costumbre, no fracasó en su misión de convertir una masacre imperial de civiles en una guerra protagonizada por fuerzas iguales.

[goodbye]apocalipsis[/goodbye]

 

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Author: admin

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