Como estaba previsto: El show golpista bananero va a culminar con el regreso de la “víctima”, Zelaya, al teatro de operaciones del golpe de Estado en Honduras. El montaje de la “reasunción” vino precedido por una operación internacional liderada por EEUU y la Unión Europea, con el apoyo táctico de Cuba y de los llamados gobiernos de izquierda de América Latina.
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IAR Noticias
E l operativo “reelección indefinida” de Zelaya, propulsado por el ALBA y EEUU, tiene planeado comenzar el jueves con un imponente espectáculo mediático que reflejará al presidente derrocado regresando con el “pueblo en las calles”.
El gobierno golpista, condenado en forma unánime por todos los países y aislado internacionalmente, va a servir de escenario involuntario para el montaje de un show de ratificación del “sistema democrático”, primando sobre cualquier categoría política o ideológica en América Latina.
De esta manera, el golpe bananero impulsado originalmente por los gusanos jurásicos atrincherados en el Departamento de Estado y el Comando Sur, cobró un “aprovechamiento secundario” por parte de Chávez y los presidentes “izquierdistas” del Alba, que coincide -no tan sorprendentemente- con la estrategia de Obama orientada a profundizar el dominio regional con la democracia.
Después de presentarse en todas las portadas de la prensa internacional reunido con Chávez y sus pares del ALBA, Manuel Zelaya, convertido en mártir cívico, aceptó un ofrecimiento para acompañar a Tegucigalpa al secretario general de la OEA.
El anuncio se produce en medio de una fuerte presión internacional liderada por EEUU y la UE para exigir la restitución del presidente en el poder: once países ya anunciaron que retirarán de Honduras a sus embajadores en señal de repudio.
La resolución fue adoptada por Antigua y Barbuda, Bolivia, Cuba, Dominica, Ecuador, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas, y Venezuela, países que integran la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA).
El lunes por la noche se sumaron Chile y México. En simultáneo, Brasil resolvió que su embajador -actualmente de licencia- no retorne a Tegucigalpa.
Los países del ALBA, además, resolvieron mantener su reconocimiento a las representaciones diplomáticas hondureñas nombradas por Zelaya y no reconocer, en cambio, a “ningún delegado del gobierno espurio y golpista” que encabeza desde el domingo el parlamentario Roberto Micheletti.
El sistema capitalista en pleno, mientras tanto, acorraló y aisló a los golpistas bananeros (utilizados como pieza decorativa del “show democrático”) y es posible que sus autores locales negocien su retirada antes de que el Ministerio de las Colonias de EEUU (la OEA) aterrice en Honduras llevando de la mano a Zelaya.
Como parte de la presión internacional para restablecer en el poder a Zelaya, Guatemala, El Salvador y Nicaragua decidieron suspender por 48 horas el intercambio comercial con Honduras.
El grupo también ordenó a sus embajadores ante el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) “suspender de forma inmediata todos los préstamos y desembolsos” al gobierno hondureño, mientras éste no sea encabezado por Zelaya.
Para completar el panorama, y en total coincidencia con la “izquierda revolucionaria” de Chávez, el gerente imperial, Barack Obama, que sólo reconoce como presidente a Zelaya, calificó de “no legal” al gobierno que sustituyó por las fuerza al mandatario hondureño.
Completando el show, el titular de la Asamblea General de la ONU, Miguel dEscoto, pidió al derrocado presidente hondureño que vaya “lo antes posible” a informar a ese foro sobre la situación política local.
DEscoto envió una carta a Zelaya “para que venga a las Naciones Unidas y hable ante la Asamblea General lo antes posible, para darnos un reporte actualizado de los eventos en su país”, informó la agencia de noticias ANSA.
Completando el cuadro de “dramatismo y tensión” que necesita el espectáculo (y utilizando al pueblo hondureño como variable de ajuste) policías antimotines lanzaron hoy gases lacrimógenos a un grupo de manifestantes que protestaban cerca del palacio presidencial en Tegucigalpa.
El golpe fue ejecutado como respuesta a la iniciativa del presidente Manuel Zelaya de realizar el domingo una consulta no vinculante para ver si, en las presidenciales de noviembre, los hondureños se pronunciaban a favor de la posibilidad de reformar la Carta Magna para “darle más poder al pueblo” y permitir la reelección presidencial.
De acuerdo con la trinchera opositora, si los hondureños aprobaban la realización de ese referéndum y en él se manifestaban a favor de convocar a una Constituyente, Zelaya aprovecharía para cancelar los comicios presidenciales de noviembre (donde no se puede presentar como candidato), y llamar a nuevos comicios postulándose para su reelección.
El Ejército, la Corte Suprema y el Parlamento acusaron a Zelaya de conspirar para “romper la gobernabilidad” en Honduras, y sectores del Departamento de Estado dieron la señal de aprobación para un golpe de Estado militar que desalojó a Zelaya del gobierno y lo fletó en un avión a Costa Rica.
El golpe bananero le dio “sorpresivamente” al terrateniente Zelaya la oportunidad de hacer lo que buscaba: “Desafiar” a los golpistas y regresar a Honduras como un mártir de la mano del Ministerio de Colonias de Obama (la OEA).
De esta manera, el presidente hondureño, que terminaba su mandato en febrero, tiene la oportunidad (legitimado por EEUU y el poder internacional) de elaborar una consulta popular sobre su reelección que seguramente lo dará por ganador por una mayoría abrumante.
La “utilización secundaria” del golpe, por un lado le sirve a Chávez para ratificar su liderazgo y para consolidar el ALBA con la presencia de Zelaya, legitimado y bendecido por el establishment imperial internacional.
Por otro lado, la operación “retorno” con Zelaya le permite a Obama una profundización del acercamiento al bloque de los presidentes de “izquierda”, la cara complementaria del dominio con el sistema “democrático” en América Latina.
Un negocio redondo, que se complementa con la izquierda desplegada contra el “golpe fascista” y en defensa de Zelaya y del “proceso constitucional” en Honduras.
Todo, en un cuadro regresivo y fantasmagórico de la “guerra fría”
[goodbye]apocalipsis[/goodbye]