Petras critica duramente los artículos anti-FARC de Fidel Castro

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”El efecto de los artículos anti FARC de Castro ha sido suministrar munición a los medios de comunicación imperialistas para desacreditar a las FARC y la resistencia armada a la tiranía y para elevar la imagen del presidente de los escuadrones de la muerte, Uribe. Cuando el principal líder revolucionario del mundo niega la historia revolucionaria y la práctica de un movimiento popular en marcha y al brillante líder que construyó ese movimiento, está negándoles a los movimientos del futuro una rica herencia de resistencia y estructura exitosa. La historia no lo absolverá”, resume James Petras en un análisis de la postura del líder cubano respecto de Colombia y de las FARC.

En un articulo titulado ”Ocho tesis erróneas de Fidel Castro”, traducido del inglés por [url=http://www.rebelion.org/]http://www.rebelion.org/, el pensador de izquierda, James Petras, critica las “diatribas y críticas desafortunadas de Castro contra las FARC, Marulanda y el movimiento campesino de guerrillas que han sido bienvenidas, publicadas y transmitidas por todos los medios de comunicación capitalistas en los cinco continentes”. Y añade: ”Fidel Castro, con pocas salvedades, se ha unido dócilmente al coro que condena a las FARC”.

Para Petras, “Las observaciones de Castro piden un análisis y una refutación, no sólo porque sus opiniones son ampliamente leídas e influyen en millones de militantes y admiradores en todo el mundo, especialmente en Cuba y América Latina, sino también porque hoy pretende brindar una base “moral” para la oposición al imperialismo”.

En cuanto al argumento del Comandante cubano de con la liberación” de los prisioneros políticos de las FARC “se abría un capítulo de paz para Colombia”, Petras señala que “Al contrario de lo que dice Fidel Castro, Estados Unidos y el “presidente de los escuadrones de la muerte colombianos” utilizan su “éxito” como refuerzo de los argumentos a favor de acciones militares conjuntas entre EEUU y Colombia. La celebración de Fidel de la acción del régimen colombiano como una “apertura de la paz” sirve para desviar la atención del dictamen del Tribunal supremo colombiano de que la reelección de Uribe fue ilegal por los sobornos del tirano a senadores para enmendar las disposiciones colombianas y permitir su reelección como presidente”.

Según Petras, Fidel Castro denigra al recién fallecido líder de las FARC, Manuel Marulanda, como un “campesino y militante comunista, líder de la guerrilla” y añade que : “El repaso de la historia, sin embargo, refuta los alegatos de Castro. Marulanda construyó, en un período de cuarenta años, un ejército de guerrillas más grande y con mayor base de masas que cualquier otra guerrilla inspirada en Castro desde la década de 1960 hasta el 2000. Castro promovió una teoría de “focos de guerrilla” entre 1963 y 1980, en donde grupos pequeños de intelectuales organizarían un núcleo armado en el interior del país, entrarían en combate y atraerían el apoyo masivo de los campesinos. Todos los focos de guerrillas “castristas” fueron derrotados (aniquilados) rápidamente en Perú, Venezuela, Brasil, Uruguay (focos urbanos), Bolivia y Argentina. Por el contrario, la estrategia de Marulanda de la guerra de guerrillas prolongada se estableció sobre una organización de las bases y fuertes vínculos de los campesinos con los guerrilleros, y se apoyó en la solidaridad de la comunidad, la familia y las clases”.

Castro -dice Petras- condena la “crueldad” de las tácticas de las FARC “el secuestro y la retención de prisioneros en las condiciones de la selva”. ”Bajo esta lógica -añade-Castro debería condenar cualquier mmovimiento revolucionario del siglo XX, empezando por las revoluciones rusa, china y vietnamita. Las revoluciones son crueles, pero Fidel olvida que las contrarrevoluciones son todavía más crueles. Uribe ha establecido redes espías involucrando a oficiales locales, como hicieron en la guerra de Vietnam. Y los revolucionarios vietnamitas eliminaron a los colaboradores porque eran responsables de la ejecución de decenas de miles de aldeanos militantes. Castro olvida comentar el hecho de que Ingrid Betancourt, después de su celebrada “liberación”, abrazó y agradeció al general Mario Montoya. Según un documento desclasificado de la embajada estadounidense, Montoya organizó una unidad terrorista (Alianza anticomunista americana), que asesinó a miles de disidentes colombianos después de torturarlos ferozmente. La “crueldad” del cautiverio por las FARC no apareció en los exámenes médicos de Betancourt: ¡tenía buena salud!”.

”Castro pide la liberación inmediata de todos los prisioneros en manos de las FARC, sin la más mínima consideración por los 500 guerrilleros torturados y deshumanizados en las horrendas “cárceles especiales” de alta seguridad de Uribe y Bush”, señala Petras. Y añade: “Castro hace alarde de que Cuba liberó a los prisioneros capturados durante la lucha contra Batista y demanda que las FARC sigan el ejemplo cubano, en vez del enfoque revolucionario vietnamita y chino. El intento de Castro de imponer y universalizar sus tácticas en Colombia, tomando como referencia la experiencia cubana, carece del esfuerzo mínimo para entender, no digamos analizar, las especificidades de Colombia, su ejército, el contexto político de la lucha de clases y el contexto político y social de las negociaciones humanitarias en Colombia”.

”Castro aduce que las FARC deberían terminar la lucha de guerrillas pero no rendir sus armas porque en el pasado las guerrillas que se desarmaron fueron masacradas por el régimen. En lugar de eso, sugiere que deberían aceptar la oferta de Francia de abandonar su país o aceptar la propuesta de Chávez (“hermano” y “amigo” de Uribe) de negociar y asegurar una comisión formada por notables latinoamericanos para supervisar su integración en la política colombiana”, dice Petras, y se pregunta: “¿Qué harán los guerrilleros “armados” cuando miles de soldados y escuadrones de la muerte de Uribe causen estragos en el campo? ¿Huir a las montañas y cazar jabalíes? Ir a Francia significa abandonar la lucha de clases y a millones de campesinos vulnerables que los apoyaron”.

”Fidel Castro omite totalmente de sus reflexiones la forma en que cada líder político involucrado en la “misión humanitaria” utilizó la celebración de la “liberación” de Betancourt para disimular y distraer de sus serias dificultades políticas”, afirma Petras. Y agrega: “Chávez utilizó la liberación de Betancourt para abrazar a su “enemigo” Uribe y distanciarse más de las FARC, en particular, y de los movimientos populares de Colombia, así como para construir puentes hacia una presidencia estadounidense post Bush. Chávez también se congració con los medios de comunicación pro imperialistas recibiendo comentarios favorables del candidato presidencial estadounidense de derecha, quien “esperaba que las FARC aceptasen el consejo de Chávez de desarmarse”. Cuba, o al menos Fidel Castro, utilizó la “liberación” de Betancourt para exteriorizar su hostilidad, que se remonta por lo menos a 1990, hacia las FARC, ya que éstas obstaculizaban su política de reconciliación con el régimen colombiano”.

Para Petras: ”Con una sorprendente postura humanitaria y “cuasi electoralista”, al celebrar la liberación de Betancourt, Castro fustigó a las FARC por su “crueldad” y resistencia armada al régimen terrorista de Uribe”. Según el pensador de izquierda: “Castro atacó la “estructura autoritaria y el liderazgo dogmático” de las FARC, ignorando la adhesión de las FARC a las políticas electorales entre 1984 y 1990 (cuando más de 5.000 candidatos, activistas y políticos desarmados fueron masacrados) y el debate libre y abierto en la zona desmilitarizada sobre una política alternativa con todos los sectores de la sociedad colombiana (1999-2002)”.

“Por el contrario -afirma Petras-, Castro nunca permitió el debate libre y abierto ni elecciones, ni siquiera entre candidatos comunistas, en ningún proceso legislativo, al menos hasta que fue reemplazado por Raúl Castro. Los líderes políticos antes mencionados servían a sus propios intereses políticos y personales cuando criticaron a las FARC y celebraron la liberación de Betancourt a costa del pueblo de Colombia”.

“Cuba, o al menos Fidel Castro, utilizó la “liberación” de Betancourt para exteriorizar su hostilidad, que se remonta por lo menos a 1990, hacia las FARC, ya que éstas obstaculizaban su política de reconciliación con el régimen colombiano”, concluye.

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