He imaginado tu rostro,
lo he dibujado en un lienzo,
y en sus trazos lo recorrí lentamente,
tu nariz, tus cejas, tus labios.
He tratado de que la locura, no me domine,
he tratado que tus imágenes no llenen mis pensamientos,
he tratado de no quedar extasiado ante tu recuerdo,
de que mi corazón no prosiga con ese homenaje diario a tu recuerdo.
Queda tan solo esperar que aquel arco iris que se formó de mis lágrimas, sobre mí, en el cielo,
se diluya entre las nubes, que cada gota de rocío,
y que tu rostro ya dibujado,
siga allí en un rincón visible en mi corazón,
pues siempre tendré que volver a el,
para no olvidar como es el amar.