Mi mamá ha estado de vacaciones estos días y una mañana de esta semana ella estaba viendo los clasificados de La Prensa Gráfica el área de viajes y paquetes turísticos cuando dijo: ”¡Veé qué bonito este paquete a Tierra Santa! ¡Esta peregrinación a la Virgen de Fátima! Dos mil seiscientos dólares.
Después de escucharla decir sus oraciones entonadas entre signos de admiración, le dije:
– Si peregrinar quiere, en vez de pensar en ir a lugares donde ni siquiera puede imrpovisar el nombre, vaya al cerro de Las Pavas a ver a la Virgen.
Mi madre me miró con esa mirada escrutable, casi con desprecio como si acabara de herir sus sentimientos, pensó detenidamente lo que iba a decir y dijo:
– Yo te pensaba llevar conmigo.
A lo que yo inmediatamente respondí:
– Mejor Tierra Santa.