Subida de Precios en Alimentos Incuba Revueltas de Hambrientos

En el actual escenario internacional, la confluencia de una nueva suba del precio del petróleo y de los alimentos, combinados con la especulación financiera y los conflictos políticos y militares en las zonas calientes del planeta (como África y Medio Oriente) alimenta un cóctel explosivo cuyo desenlace a nivel planetario nadie puede prever o estimar.

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Por [url=http://www.iarnoticias.com]Manuel Freytas

El Banco Mundial acaba de revelar en un informe que en lo que va del año 2011 el precio de los alimentos escaló a niveles récord, y se teme una repetición agravada de los estallidos sociales que se propagaron por Asia, África y América Latina en el 2008.

A su vez, los disturbios en el Medio Oriente y en África y la escalada militar en el Golfo Pérsico generan tensión internacional y, como efecto de la especulación financiera con la energía, se vuelve a disparar el precio del petróleo en los mercados mundiales.

La especulación financiera en el mercado de los alimentos y la energía, alimenta a su vez los temores de que se repitan los estallidos y protestas sociales masivas en contra de los aumentos, como sucedió en 2008.

En lo que va de año 2011, según el organismo, los precios mundiales de los alimentos aumentaron en un 33%, en comparación con julio de 2010, llegando al nivel máximo alcanzado en 2008, mientras que las reservas mundiales de alimentos se encuentran en niveles alarmantemente bajos.

El aumento explosivo de los precios de los alimentos siempre afecta primero, y de manera más dura, a los pobres que gastan una parte proporcionalmente mucho mayor de su dinero en la compra de alimentos. La trágica consecuencia es que si hace tres años había en todo el mundo 800 millones de personas que padecían hambre, esta cantidad ha aumentado entre tanto a 1.000 millones, según datos del Banco Mundial.

Según el informe, durante el año pasado el precio promedio del maíz aumentó un 84%, el azúcar un 62%, el trigo un 55%, el aceite de soja un 47% y el petróleo crudo un 45%.

En 2008, en varias partes del planeta, los aumentos explosivos de los precios de los alimentos se habían convertido en una peligrosa bomba social. Hoy, toda esa situación parece estar repitiéndose, aunque ahora los escenarios se llaman Argelia, Túnez y Jordania. ¿Estamos en vísperas de una nueva oleada de protestas a escala planetaria?

No faltan las señales de advertencia. Ya en octubre pasado, el Banco Mundial había reactivado su fondo de emergencia creado en respuesta a la crisis de 2008. También la ONU dio la voz de alarma: el índice de los precios de los alimentos básicos de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) subió en diciembre a un nivel récord.

Hace pocos días, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos revisó a la baja sus previsiones de las cosechas mundiales. “Estamos llegando a una zona de peligro”, advirtió en una entrevista el economista jefe de la FAO, Adbolreza Abbassian.

En su informe, el Banco Mundial señala que en los países del Cuerno de África, más de 12 millones de personas necesitan ayuda alimentaria de emergencia. Los precios de los productos básicos de los residentes, como los cereales y el maíz son ahora superiores a los máximos de 2008.

?El hambre en la región también se debe a la larga sequía y a los conflictos?, señala el documento.

Según los expertos del banco, también en las regiones que no padecen de hambruna, se observa que muchas clases de la sociedad son afectadas por el crecimiento de los precios de los productos.

?Los gobiernos deben equilibrar todos los factores sociales y políticos, para desarrollar una política que ayude a proteger a las clases sociales más vulnerables, en largo plazo?, señaló el informe.

“Las consecuencias van a ser importantes, trátese de protestas o de un aumento del número de personas que pasan hambre”, asegura Richard Henry, economista jefe especializado en agricultura de la Corporación Financiera Internacional (IFC, según sus siglas en inglés), una institución afiliada del Banco Mundial que invierte en empresas privadas en los países más pobres. “Si miramos la cesta alimentaria de una familia, estamos más o menos en la misma situación que en 2008”, añadió.

El alza de los precios es vertiginosa: tan solo en la segunda mitad del año pasado, el precio del trigo se disparó un 57 por ciento, el de los aceites y grasas casi en la misma proporción y el precio del azúcar se incrementó hasta en un 77 por ciento.

“Los precios son impulsados al alza por tendencias de largo plazo, a las que se sobreponen luego efectos meteorológicos de corto plazo”, explica Atul Mehta, director del Departamento de Agricultura, Industria y Servicios de la IFC.

Los motivos son obvios: se calcula que la población mundial alcanzará antes de 2050 la marca de los 9.000 millones. Las clases medias que se expanden en países emergentes como China y la India se pueden permitir un mayor consumo de carne, lo que a su vez empuja al alza los precios de los alimentos para animales.

La tendencia a promover el uso de biocombustibles tiene como consecuencia que una parte de las cosechas de maíz se destina a la producción de gasolina ecológica.

A la actual escalada de los precios de las materias primas contribuyen también la presencia de especuladores en el mercado y la política monetaria flexible de la Fed, el banco central de EEUU.

Los mercados de petróleo ya venían alterados desde enero y febrero tras conocerse noticias de disturbios en Irán, Yemen y Bahréin, esta situación alimentó los temores de que una revuelta como la de Egipto y Túnez se extiendiese a los países productores de crudo en Medio Oriente.

“Los problemas en Oriente Próximo volvieron a la agenda, las protestas en Bahréin y Arabia Saudí han alentado la tensión política”, dijo Rob Montefusco, un operador de petróleo de Sucden Financial.

La crisis en Egipto, que culminó con la salida del ex presidente Hosni Mubarak, ayudó al crudo Brent a superar los 100 dólares por barril a finales de enero y disparó su prima frente a los futuros estadounidenses a niveles récord de más de 16 dólares por barril.

En un primer capítulo, en el 2008, y a causa del aumento de los precios del petróleo, hubo una escalada mundial del precio de los alimentos que incrementó el proceso de hambruna que padecen habitualmente las poblaciones más desprotegidas de Asia, África y América Latina.

En un segundo capítulo, con el desarrollo de la crisis recesiva global, ese proceso se agudizó arrojando a más población desposeída a la marginalidad y a la carencia de alimentos para subsistir aunque sólo sea a escala precaria.

Además, y según el Foro Humanitario Global con sede en Ginebra, el cambio climático afecta seriamente a 325 millones de personas al año, y el sistema de la alimentación está en el centro.

Controlados por las corporaciones trasnacionales, y despojados de su condición de “bien social”, los alimentos y el petróleo se convierten en mercancía capitalista con un valor fijado por la especulación financiera, convirtiéndose en la causa principal de las hambrunas y conflictos sociales que se desarrollan por todo el planeta.

Los precios mundiales de los alimentos continuaron aumentando fuertemente en los últimos meses, arrastrado a millones de personas a la pobreza y podrían influir y exacerbar las críticas condiciones políticas y sociales de Medio Oriente, afirmó el martes el presidente del Banco Mundial.

El índice de precios de los alimentos del Banco aumentó un 15% entre octubre de 2010 y enero, un alza de cerca del 30% frente al mismo lapso de un año antes y sólo un 3% por debajo del máximo de 2008.

Los aumentos, que han incluido fuertes alzas en el costo del trigo y el maíz, arrastró a un total estimado de 44 millones de personas a la pobreza desde junio del año pasado, señaló el Banco Mundial.

El presidente del Banco, Robert Zoellick, dijo a la prensa en una conferencia telefónica que los precios de los alimentos se encuentran en “niveles peligrosos” y que hay razones para pensar que esto podría provocar nuevos disturbios en países como Egipto o Túnez, donde existen conflictos políticos.

Los valores de los alimentos alcanzaron su nivel más alto en dos años, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés).

La tendencia indica que en el marco de los conflictos y revueltas en África y Medio Oriente, la escalada de los precios del petróleo y los alimentos , producida por la especulación financiera y por la alta concentración de la producción y comercialización en manos de un puñado de trasnacionales de la alimentación, continuará en ascenso.

En este contexto, la plaga del hambre, de la exclusión social y del desempleo que ya se extienden como una epidemia por las áreas empobrecidas del planeta están generando las condiciones para un “Apocalipsis social”.

En la realidad, la producción de alimentos está fuera de la órbita del control estatal de los gobiernos.

Los recursos esenciales para la supervivencia están supeditados a la lógica de rentabilidad capitalista de un puñado de corporaciones trasnacionales (con capacidad informática, financiera y tecnológica) que los controlan a nivel global, y con protección militar-nuclear de EEUU y las superpotencias.

En ese escenario, la producción y comercialización de alimentos no está supeditada a la lógica del “bien social”, sino a la más cruda lógica de la rentabilidad capitalista.

El segundo actor de este cóctel explosivo activado por el conflicto en el mundo árabe islámico es el petróleo

Según algunos analistas especializados de Wall Street, más de un 60% del precio del petróleo crudo tiene como causal a la especulación en futuros no regulada, de fondos “especulativos”, bancos y grupos financieros que utilizan las bolsas de futuros ICE de Londres y NYMEX de Nueva York y el comercio inter-bancos.

La tendencia que afirma que los precios del petróleo se fijan a partir de la especulación en los mercados energéticos, se nutre de un informe de un subcomité del Congreso estadounidense que reveló, en el año 2006, que la especulación financiera representaba cerca del 70% del precio del crudo, frente a sólo 37% en 2000.

El informe, de junio de 2006, del Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado de los EE UU sobre “El papel del mercado especulativo en los precios crecientes del petróleo y el gas”, indicó que “hay pruebas sustanciales que apoyan la conclusión de que la gran cantidad de especulación en el mercado ha aumentado considerablemente los precios”.

En este escenario, los precios no se fijan solo por la demanda del consumo, sino básicamente por las necesidades comerciales y la demanda especulativa en los mercados financieros agro-energéticos.

Detrás de este fabuloso negocio con los recursos petroleros, esenciales para la supervivencia humana, se encuentran los principales megabancos y grupos financieras de Wall Street, que juegan un rol determinante en la especulación en los mercados energéticos y de materias primas que impulsan la actual escalada de los precios.

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